Netflix llegó a producir como ningún otro estudio en Hollywood. El gigante de streaming llegó a hacer 50 películas al año, en gran medida debido al paulatino e inevitable retiro de producciones de otros estudios que poco a poco se dieron cuenta de que en el streaming había un mercado plausible y muy redituable.
Pero todos sabemos lo que ocurrió: ante la reñida competencia y un indiscutible decremento de series y películas que se convirtieran en eventos de la cultura popular, Netflix la ha tenido difícil al buscar razones para convencer a usuarios de quedarse. De ahí que el siguiente movimiento parece que tendrá todo el sentido: Netflix dejará de hacer películas de gran presupuesto a granel y se enfocará en hacer menos y “mejores” películas.
Un golpe de timón
El presupuesto de Netflix a películas será disminuido y con el movimiento más despidos se realizarán al interior de la compañía, según el reporte original de Bloomberg. Netflix antes se ha planteado la posibilidad de generar menores producciones cinematográficas y generar un planteamiento mucho más reflexivo, sin que la idea se haya concretado hasta ahora.
2023 notará el primer cambio pues Netflix creará 49 películas originales, según retoma Techcrunch, mucho menos que las 85 cintas originales del año pasado.
El reajuste va tan en serio que proocará la salida de dos ejecutivos de largo alcance dentro de la compañía: Lisa Nishimura, quien hizo standup y documentales originales, así como Ian Bricke, vicepresidente de la división de películas que tenía ya una década en Netflix.
La aparición del reporte parece no ser fortuita: Bloomberg ha publicado la nota este 31 de marzo, un día antes de la presentación de resultados del primer trimestre del 2023 .
Netflix está en un momento tenso ahora que está en proceso de implementar sus nuevas reglas para combatir las cuentas compartidas. La compañía ha reconocido que a corto plazo la plataforma perderá suscriptores, aunque a mediano y largo plazo se dice convencida de que esta es la mejor ruta para generar más ingresos. México es uno de los pocos países en donde las nuevas reglas no han entrado en vigor.