El danés Holger Rune, revelación del campeonato, remontó este sábado en el duelo de nórdicos al noruego Casper Ruud, al que batió en tres sets por 6-7 (2), 6-4 y 6-2, para alcanzar la final del Masters 1000 de Roma, su segunda final en lo que va de año y en la que ya espera al ruso Daniil Medvedev o al griego Stefanos Tsitsipas.

Los cuatro enfrentamientos entre ambos, con cuatro victorias que cayeron del lado del noruego, número 4, no fueron un precedente importante para este partido. Y es que Rune, número 7, de 20 años, llegó a las semifinales con el empuje y la autoridad que otorgaba el haber eliminado al serbio Novak Djokovic en uno de sus torneos predilectos.

El primer set fue una muestra de eso, de que era un partido nuevo entre dos aspirantes a pugnar por los trofeos en los próximos años. Ruud ya tenía la experiencia de haber llegado a dos finales de Grand Slam’ y a unas Finales ATP, pero solo había llegado a una de esta categoría, aunque todas ellas con la derrota como factor común.

Rune también conocía la sensación de pugnar por una final. Lo consiguió en Montecarlo este mismo 2023 y, a diferencia de Ruud, sí sabe lo que es ganar en un torneo de esta categoría, ya que el año pasado alzó el trofeo en Paris.

La amenaza de la lluvia en la capital italiana, una condición que han sufrido sin excepción todos los participantes y que ha obligado en varias ocasiones a modificar el calendario, podía perjudicar más el juego de un Rune que se vale de su agresiva derecha, ralentizada en este caso por la humedad, para completar los puntos ganadores que le suelen acercar a la victoria, algo que ya hizo contra ‘Nole’.

Y, de hecho, lo notó ligeramente el danés en el inicio, que aunque mantuvo todos sus saques lo logró con cierta incertidumbre y esfuerzo, como el que tuvo que sacar a relucir para colocar el empate a tres y no dar ventaja a su rival, que desaprovechó hasta tres bolas de ‘break’.

La paridad en la Pista Central del Foro Itálico condujo el envite a un desempate inevitable, un ‘tie-break’ en el que, curiosa e inesperadamente, teniendo en cuenta lo sucedido durante el partido, no hubo pelea. Ruud fue sencillamente superior en el momento más importante, quebró tres veces a Rune y se colocó 5-1 antes de desaprovechar dos bolas de ‘break’ para sentenciar el envite.

Rune intentó reconducir el mal ‘tie-break’ al comienzo de la segunda manga, pero se encontró con un Ruud que mantuvo el nivel y que le complicó sobremanera el primer servicio, peleando cada bola para alcanzar su segunda final en un Masters 1.000, la primera sin un gran favorito.

Aguantaron sus respectivos servicios los primeros cuatro juegos, dos cada uno, hasta que Ruud puso la directa y consiguió inclinar ligeramente la balanza a su favor con un ‘break’ en el quinto juego que confirmó con un buen saque para poner el 4-2 a su favor. Su final estaba al alcance de la mano, pero se le resbaló de entre los desos.

Porque fue en ese momento en el que Rune requirió asistencia médica por molestias en el codo y en el hombro. Tras volver a la pista estuvo intratable. Cuatro juegos seguidos y dos roturas al noruego le sirvieron para remontar en el segundo set y aplacar el buen momento de un Ruud al que le tocó remar en el tercer envite.

La tercera manga se presentó definitiva. Y Rune alargó su buen momento en la tierra batida italiana con un inicio arrollador que le acercó a la victoria. En apenas veinte minutos se puso 4-1 arriba gracias a sus derechas desde el fondo, inalcanzables para un Ruud que vio cómo poco a poco se le escapaba otra oportunidad de levantar un trofeo.

Desesperado, el noruego empezó a cometer errores no forzados que le imposibilitaron meterse en el partido para poder darle la vuelta al marcador. Otro ‘break’ de Rune en el octavo juego acabó con el paso del noruego por Roma tras más de dos horas y media de intensa batalla.

En la final, Rune se medirá al ruso Daniil Medvedev (3) o al griego Stefanos Tsitsipas (5).

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