Un equipo internacional de astrónomos ha descubierto que el hidrógeno gaseoso presente en el extraño del disco exterior de la galaxia M64, más conocida como el Ojo del Diablo, proviene de una galaxia enana satélite. Los científicos determinaron que M64, a unos 1,4 millones de años luz de distancia de la Tierra, canibalizó recientemente esa galaxia vecina rica en gas y ese material es lo que oscurece su exterior y se percibe como un resplandor siniestro.
Este disco externo, rico en hidrógeno, extrañamente orbita en dirección opuesta al disco interno de estrellas de la galaxia, lo que sugiere que no tuvieron un origen común. Anteriormente, los astrónomos conjeturaron que el disco de hidrógeno había sido absorbido solo del espacio alrededor de la galaxia, o de un breve encuentro con otra galaxia llamada Coma P. Sin embargo, las observaciones realizadas en este nuevo estudio revelaron claros rastros de una fusión galáctica.
Muchas evidencias observacionales
Los investigadores encontraron un halo galáctico difuso de materia, gas y estrellas que encapsula galaxias espirales. Se cree que este halo se forma y crece a través de fusiones de galaxias. También encontraron evidencia de una característica denominada caparazón, que es una acumulación de estrellas que se produce a través de la interacción gravitacional entre dos galaxias que se fusionan. Así mismo, las simulaciones mostraron que la distribución del caparazón es consistente con la absorción de una galaxia enana satélite por un anfitrión más grande.
El movimiento del gas sugirió que la galaxia satélite tenía una órbita parcialmente retrógrada alrededor de M64. Los científicos explicaron que el centro polvoriento y las manchas oscuras se producen cuando el material de la galaxia satélite choca con el disco interno de gas de M64 como resultado de la fusión que está en curso. “Los orígenes probables del gas contrarrotante del Ojo del Diablo finalmente se revelan, después de décadas de curiosidad”, señalaron los investigadores.
“Encontramos evidencia de […] una fusión radial en curso, en su última etapa”, escribieron los investigadores en una publicación disponible en el servidor de preimpresión arXiv. Los expertos consideran que las fusiones de galaxias son una parte muy importante del crecimiento y la evolución de las galaxias.
Paralelismos con la Pequeña Nube de Magallanes
Los científicos establecieron paralelismos entre el disco de gas exterior de M64 y una galaxia enana satélite de la Vía Láctea, la Pequeña Nube de Magallanes. “Estimamos que la masa estelar de la galaxia progenitora es […] muy similar a la masa y metalicidad de la Pequeña Nube de Magallanes”, apuntaron, sugiriendo que el origen más probable del disco fue una fusión reciente con un satélite rico en gas muy similar a esta galaxia enana satélite de la Vía Láctea. El descubrimiento podría darnos una idea del futuro de nuestra propia galaxia.
“Sugerimos que su disco de gas exterior se acrecentó recientemente durante una fusión […] con una galaxia de la masa de la Pequeña Nube de Magallanes y ahora está chocando con un disco de gas interior existente, alimentando un estallido de formación de estrellas en la interfaz disco-disco y conduciendo los carriles de polvo visibles de los que obtiene su nombre. Futuros estudios de observación y teóricos ayudarán a probar esta idea”, concluyeron los astrónomos.