“Un ojo al gato y otro al garabato” es uno de los refranes más populares, y se utiliza para expresar la idea de tener la atención dividida o estar pendiente de dos cosas al mismo tiempo.

“Un ojo al gato y otro al garabato” habría nacido en la cocina

Aunque no se tiene plena certeza de su origen, hay una historia bastante peculiar del posible nacimiento de la frase “Un ojo al gato y otro al garabato”.

Según los dichos populares, fue en las antiguas cocinas que salió a la luz este popular refrán, aquellas cocinas en las que no existían los refrigeradores.

Te preguntarás cómo es que la construcción de esta frase guarda relación con la comida. Pues resulta que antes de que los refrigeradores llegaran a nuestras vidas para mantener los alimentos en buen estado, las cocineras se veían obligadas a asignar un lugar de la habitación para colgar alimentos como embutidos, pescados y otras proteínas bastante atractivas para cualquier paladar.

El hecho de suspenderlas en un espacio les brindaba la oportunidad de mantener los alimentos frescos y comenzaban con un proceso de deshidratación natural; además de que ahorra espacio en superficies como la estufa y la alacena.

El gancho con el cual se aseguraba la carne se llama garabato, y aquí es donde entran los gatos, que son de los animales domésticos más hábiles.

Se dice que las encargadas de cocina les decían a sus dependientas “un ojo al gato y otro al garabato” para indicarles que debían de estar pendientes de que los gatos no fueran a saltar sobre la comida colgada para robarla.

Poco a poco el refrán se fue trasladando a otros contextos y ha sobrevivido al paso de los años.

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