Texas comenzó a colocar el viernes boyas para una nueva barrera flotante sobre el río Bravo, en la más reciente intensificación de las medidas del gobernador republicano Greg Abbott para reforzar la seguridad en la frontera con México, las cuales ya han incluido enviar en autobús a migrantes a estados gobernados por demócratas y autorizar a la Guardia Nacional para que realice arrestos.
Pero incluso antes de que las enormes boyas naranjas fuesen descargadas de los camiones que las transportaron hasta la ciudad fronteriza de Eagle Pass, ya hay preocupaciones con respecto a esta parte del desafío sin precedentes de Abbott a la autoridad del gobierno federal en torno a la regulación de la migración. Activistas por los derechos de los migrantes expresaron sus temores por los riesgos de ahogamiento, y los ambientalistas cuestionaron el efecto que las boyas tendrán sobre el río Grande, nombre con el que se le conoce en Estados Unidos.
Docenas de las enormes boyas esféricas estaban apiladas sobre las plataformas de cuatro tractocamiones en un parque de la ciudad cercano al río el viernes por la mañana.
Colocar las barreras podría llevarse hasta dos semanas, según el teniente Chris Olivarez, portavoz del Departamento de Seguridad Pública de Texas, que está supervisando el proyecto.
Una vez instaladas, las partes del sistema que se ubicarán en la superficie del río y las mallas con las que están conectadas se extenderán 305 metros en la zona central del río, con anclas sobre su lecho.
Eagle Pass forma parte de un sector vigilado por la Patrulla Fronteriza donde se ha registrado el segundo número más elevado de cruces de migrantes este año fiscal, con unos 270 mil, aunque esa cifra es menor que la de esta misma época el año pasado.
La dinámica de los cruces cambió en mayo después de que el gobierno del presidente Joe Biden dejó de implementar el Título 42, una política de salud pública que se puso en práctica para evitar contagios por la pandemia de Covid-19, y que obligó a muchos solicitantes de asilo a regresar a México.
Las nuevas normas les permitieron a las personas solicitar asilo a través de una aplicación gubernamental y pedir citas en los puertos de ingreso, aunque el número máximo de personas a las que se les permite el ingreso por día ha sido fijado en mil 450. Las políticas del gobernador de Texas están dirigidas a la gran cantidad de gente que se siente frustrada por ese tope y decide cruzar el río ilegalmente.
Las medidas previas de Abbott para restringir el cruce fronterizo de personas han incluido instalar alambre de púas a lo largo de kilómetros en puntos populares de cruces sobre el río y crear puestos de control estatales adicionales a los retenes federales para inspeccionar el tránsito comercial que ingresa.
“Siempre tratamos de emplear cualesquiera estrategias que sean eficaces para el aseguramiento de la frontera”, dijo Abbott en una conferencia de prensa el 8 de junio en la que presentó la estrategia de las boyas.
Pero el estado no ha dicho qué pruebas o estudios se han realizado con el fin de determinar los riesgos para las personas que intenten rodear la barrera, ni los impactos ambientales.
Durante la conferencia de prensa en junio en la que Abbott habló, Steven McCraw, director del Departamento de Seguridad Pública de Texas, se refirió al peligro que los migrantes podrían enfrentar luego de que se emplacen las boyas.
“Cada vez que se meten a esa agua, es un riesgo para los migrantes. Este es el disuasor para ni siquiera ingresar al agua”, declaró McCraw.
El viernes por la mañana, activistas ambientales de Eagle Pass y Laredo, otra ciudad fronteriza de Texas ubicada unos 185 kilómetros río abajo, efectuaron una manifestación junto a la frontera que incluyó una oración por el río antes del emplazamiento de la barrera.
Jessie Fuentes, propietario de un negocio de canoas y kayaks que lleva a paseantes a recorridos por el río Bravo, djo estar preocupado por las consecuencias inesperadas. El viernes presentó una demanda para impedir que Texas use las boyas. Está solicitando una orden judicial, pues dice que su negocio de remo se verá afectado al tener un acceso limitado al río.
“Sé que va en detrimento del caudal del río, de la ecología del río, de la fauna y la flora. Cada aspecto de la naturaleza se ve afectado cuando pones algo que no pertenece al río”, declaró Fuentes.
Adriana Martinez, profesora de la Universidad del Sur de Illinois que creció en Eagle Pass, estudia las formas de los ríos y cómo mueven sedimentos y crean accidentes geográficos. Dijo que le preocupan las posibles consecuencias de la instalación de mallas.
“Muchas cosas flotan río abajo, incluso cuando no está desbordado; cosas que uno no puede ver, como ramas grandes, piedras grandes”, señaló Martinez. “De esa forma, cualquier cosa así podría quedar atrapada en estas boyas y modificar la forma en que el agua fluye alrededor de ellas”.