El hallazgo en el parque arqueológico de Pompeya (sur de Italia) del mobiliario y la decoración de una habitación en la villa romana de Civita Giuliana, a unos 600 metros de los muros de la ciudad antigua, permite ayudar a reconstruir la vida de los esclavos en la localidad destruida por la erupción del Vesubio en el 79 d.C.
La imagen de la estancia tal y como cómo era hace casi 2,000 años, realizada con la técnica del calcado, que sólo existe en Pompeya y sus alrededores, “parece una fotografía actual denunciando una situación de precariedad”, explicó este domingo el Ministerio italiano de Cultura.
Los restos de dos camas encontrados en la nueva sala, que ha sido denominada “ambiente A”, permiten “pensar en una jerarquía precisa dentro de la servidumbre”, ya que mientras una de ellas “extremadamente simple y sin colchón”, la otra es “de un tipo más cómodo y costoso, conocido en la bibliografía como ‘cama con respaldo’”, con huellas de decoración de color rojo.
En las últimas excavaciones también se han encontrado dos pequeños armarios parcialmente conservados y varios utensilios, entre ellos una pala de hierro, además de una serie de ánforas y vasijas similares a las halladas en 2021 en el “ambiente C”, también donde vivían los esclavos y donde ahora se ha detectado la presencia antes de la erupción del Vesubio de al menos tres ratones.
Se trata de dos ratones en un ánfora y una rata en una jarra, colocada debajo de una de las camas, de la que parece que el animal trataba de escapar cuando murió en el flujo piroclástico de la erupción, “que subrayan una vez más las condiciones de precariedad e higiene en que vivían los últimos de la sociedad de la época”.
“Los propietarios usaban varios privilegios, incluida la posibilidad de formar una familia, aunque sin ninguna protección legal, para atar más estrechamente a algunos esclavos a la villa, también con el fin de tenerlos como aliados en la vigilancia de los demás”, destacó el director del Parque Arqueológico de Pompeya, Gabriel Zuchtriegel.
“Lo que emerge aquí es la estructura social de la servidumbre que tenía que impedir las fugas y las formas de resistencia, entre otras cosas porque faltan rastros de rejas, candados y troncos. Parece que el control se realizaba principalmente a través de la organización interna de la servidumbre, y no a través de barreras y restricciones físicas”, añadió.
Según el ministro de Cultura, Gennaro Sangiuliano, “lo reconstruido confirma la necesidad de continuar la investigación científica en un lugar que, gracias a la obra de la magistratura y de los carabineros, ha sido arrancado del saqueo y del tráfico ilícito de bienes arqueológicos para contar momentos notables de la vida cotidiana de la antigüedad”.