Los Proud Boys, las tropas de ataque ultraderechistas de Donald Trump fundadas por un periodista canadiense y que protagonizaron el asalto al Capitolio, buscan diversificar sus acciones, mientras sus líderes enfrentan ahora todo el peso de la ley estadounidense.

A la espera de que el juez Timothy Kelly anuncie la sentencia al líder, el ultraderechista de origen cubano Enrique Tarrio, las condenas de los otros dirigentes del grupo se han anunciado en los últimos días.

La semana pasada, Dominic Pezzola fue condenado a 10 años de prisión; Zachary Rehl, a 15 años; Joseph Biggs, a 17 años; Ethan Nordean, a 18 años y Tarrio se enfrenta hasta a 33 años de cárcel.

Todos fueron condenados en mayo por conspiración para cometer sedición por su participación en el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021, cuando una turba de manifestantes intentó evitar la ratificación de la victoria del actual presidente, Joe Biden.

Las sentencias llegan tras un largo camino desde que el periodista canadiense de origen británico Gavin McInnes creara a los Proud Boys en 2016.

McInnes había sido uno de los fundadores en 1994 de la revista Vice de Montreal, una publicación gratuita con un estilo de punk alternativo y provocador que se convirtió en un punto de referencia para los llamados hípsters.

Gracias al éxito de Vice, McInnes se instaló en 2001 en Nueva York, ciudad en la que se transformó de un provocador irreverente a un extremista con la palabra “Destrucción” tatuada en su espalda.

En 2003, en una entrevista al periódico The New York Times, McInnes pronunció la frase que años después se convertiría en la esencia del grupo extremista: “Me encanta ser blanco y creo que es algo de lo que estar muy orgulloso”.

En los siguientes años, McInnes siguió refinando su visión extremista, racista, homófoba y misógina, inicialmente desde Vice y posteriormente desde otros medios conservadores.

Hasta que en 2016 lanzó, en la revista supremacista Taki’s Magazine, el movimiento Proud Boys (Chicos Orgullosos), una especie de club en el que no están permitidas las mujeres y en el que los hombres “se niegan a disculparse por crear el mundo moderno”.

McInnes, fiel a su estilo provocador de extrema derecha, empezó a distanciarse de los Proud Boys en 2017, acusando al grupo que él creó de ser una versión “ligera” de lo que la derecha alternativa tiene que ser.

Desde entonces, el periodista canadiense se ha centrado en incitar el fuego desde su plataforma Censored.tv mientras sus antiguos correligionarios se enfrentan a largas temporadas a la sombra.

Según la organización de derechos civiles Southern Poverty Law Center (SPLC), más de 40 integrantes de Proud Boys han pasado por los tribunales estadounidenses para responder por sus acciones del 6 de enero de 2021.

La demoledora actuación del sistema judicial contra “el ejército de Trump”, como los definió uno de los fiscales del caso, ha dejado a la organización tocada.

Los últimos datos disponibles de Armed Conflict Location and Event Data Project (Acled), que recopila información en tiempo real de incidentes de violencia política, indican que la actividad de Proud Boys en julio cayó un 75% con respecto a junio de este año.

A pesar de ello, SPLC advierte que el grupo no está en proceso de desaparición sino más bien de reconversión, como el propio McInnes.

SPLC ha señalado que el grupo neofascista está “diversificándose” y abriendo más delegaciones que nunca en todo el país.

La organización de derechos civiles ha advertido que el foco de atención de los Proud Boys se ha desplazado hacia una obsesiva campaña “de transfobia, homofobia y misoginia”.

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