21 días después del beso a Jenni Hermoso tras la histórica conquista del Mundial femenino, y 15 desde la estrambótica Asamblea extraordinaria en la que se atrincheró en su puesto y disparó contra todo y contra todos, Luis Rubiales ha terminado por certificar su caída y ha presentado este domingo su dimisión como presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), tal y como se lo ha trasladado al actual presidente en funciones, Pedro Rocha. Rubiales, que llegó a la RFEF en mayo de 2018, ha desvelado primero su decisión en una entrevista en inglés con el periodista británico Pierce Morgan. Era su primera comparecencia pública desde su discurso en Las Rozas ante los asambleístas. Instantes después, ha hecho público un comunicado en la red social X (antes Twitter) confirmando su renuncia.
“Es evidente que no podré volver a mi cargo. Insistir en quedarme a la espera y aferrarme a ello no va a contribuir a nada positivo, ni a la Federación ni al fútbol español. Entre otras cosas, porque hay poderes fácticos que impedirán mi vuelta”, apunta Rubiales en el escrito. El dirigente ha anunciado también que deja su puesto como vicepresidente de la UEFA, para el que fue elegido en 2019.
Rubiales era consciente desde hace ya varias semanas que no tenía ningún tipo como dirigente. Empezó a asumirlo cuando Hermoso se pronunció abiertamente en su contra y lo confirmó con el espaldarazo de la FIFA y de todas las personas que estaba a su alrededor en la Federación. Se quedó solo y el máximo organismo del fútbol le suspendió de su toda actividad relacionada con el fútbol a nivel nacional e internacional de manera temporal, durante 90 días. Por más que días después el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) le diese cierto aire, impidiendo que el CSD y el Gobierno procedieran a suspenderle de urgencia al considerar que cometió infracciones “graves” y no muy graves, sabía que nunca recuperaría el cargo.
En su comunicado de despedida, en el que no hay ninguna mención para Hermoso, el ya exdirigente asegura también que con su decisión busca no perjudicar al fútbol español. “No quiero que el fútbol español pueda resultar perjudicado por toda esta campaña tan desproporcionada y, sobre todo, tomo esta decisión tras haberme asegurado de que mi marcha contribuirá a la estabilidad que va a permitir que tanto Europa como África sigan unidas en el sueño de 2030, que permitirá traer a nuestro país el mayor evento del mundo.
El dirigente, que había sido suspendido por la FIFA y se enfrenta a un proceso penal tras la denuncia de Hermoso, renuncia al cargo. “Tengo fe en la verdad y voy a hacer todo lo que esté en mi mano para que prevalezca”, ha afirmado