La energía con la que zapatean los bailarines en sincronía hace vibrar el escenario. Luego de unos minutos de ensayo, proceden a flexionar sus extremidades, se concentran y practican su respiración antes de partir a sus camerinos. Ahí, tras bambalinas, las emociones de los artistas van de un lado a otro y, tan pronto se da la tercera llamada, la majestuosa cortina de cristal Tiffany del teatro del Palacio de Bellas Artes asciende para comenzar la fantástica travesía montada por el Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández.

El histórico espacio teatral ha sido sede de la compañía desde el 11 de octubre de 1959. “Para nosotros es un orgullo presentarnos de manera habitual en este recinto que respetamos muchísimo. Por eso no paramos de ensayar, para mostrar un alto nivel de trabajo, limpieza, expresión y siempre brindar al público algo nuevo”, asegura Viviana Basanta Hernández, directora artística del Ballet Folklórico de México, el cual fue fundado por su madre hace siete décadas.

Al igual que lo hizo la maestra Amalia Hernández, ella y Salvador López, director general de la institución, se han dado a la tarea de viajar por diferentes regiones del territorio nacional para empaparse de las costumbres, artesanías, canciones y todos los elementos tradicionales que sirvan de inspiración para abrir el abanico de coreografías y paisajes escénicos.

El estar en distintos lugares, comenta Basanta, les ha permitido darse cuenta de la riqueza interminable que tiene México, y también ha acrecentado su amor por el país. “Lo que vives no tiene comparación, y ése es el legado que nos dejó mi mamá a mí y a mi hermana: estar en contacto con las comunidades mexicanas para poder mantener la esencia y el hilo conductor de los programas hasta nuestros días”, refiere con el gesto de alegría que le produce recordar las fiestas de Corpus Christi y el carnaval de Tlaxcala que presenció en fechas recientes.

Homenaje íntegro

La también coreógrafa y maestra acentúa el interés que tuvo su madre por estudiar, de la mano de antropólogos, las leyendas de los pueblos originarios para adentrarse en los códices mexicanos y momentos históricos del país que dieron sustento y proyección internacional al Ballet Folklórico de México, laureado como el mejor grupo dancístico del mundo en el Festival de las Naciones en París, en 1961.

Por ello, aunque el programa se actualiza, nunca dejan de estar presentes las coreografías más exitosas de la fundadora de la compañía, como “La danza del venado”, “Fiesta veracruzana”, “Antiguos sones de Michoacán”, y “Jalisco”, entre otras que fueron creadas como un homenaje a las diferentes regiones del territorio nacional.

Para engrandecer la música en escena y darle mayor volumen sonoro, el Ballet Folklórico de México cuenta, además, con un ensamble coral que forma parte fundamental del espectáculo. Las ocasiones en las cuales se presenta son especiales y el equipo de Forbes Life así lo atestigua.

Las celebraciones en torno al 70 aniversario de la organización han sido una muestra del ánimo de la compañía por fortalecer sus lazos con otras agrupaciones que también se esmeran en difundir la cultura mexicana. Mono Blanco, la Marimba Nandayapa y el Mariachi Vargas de Tecalitlán se cuentan entre ellas.

La formación de talentos es un compromiso asumido por el Ballet Folklórico de México

“Pensamos en cómo integrar elementos nuevos para seguir jalando el hilo de la historia, pero sin olvidarnos de nuestras raíces y estando muy atentos al público, a la reflexión sobre lo que queremos trasmitirle y lo que queremos que se lleve”, afirma la mujer que ha visto, en los últimos años, crecer el número de espectadores nacionales. Un hecho que, en sus palabras, la tiene “muy contenta”, porque significa que las personas han revalorado la identidad mexicana.

Embajador por excelencia

En calidad de embajador artístico de México, el Ballet ha realizado innumerables presentaciones en su sede, el teatro del Palacio de Bellas Artes, así como en los más importantes escenarios del mundo. Y su amplio repertorio (como lo han reconocido diferentes instituciones culturales) acerca a todos los públicos a las expresiones estéticas tradicionales, además de sensibilizarlos, tanto en el plano emocional, como intelectual.

Su relevancia en el acontecer cultural del país radica, igualmente, en la formación de talentos y su compromiso de profesionalizar la danza. Tonatiuh Hernández es integrante del Ballet desde hace 18 años y su testimonio da cuenta de esa premisa.

“Ser parte de esta compañía me ha marcado como persona. Me ha hecho vislumbrar un futuro prometedor porque nos brinda herramientas para consolidar una carrera como bailarines o emprender nuevos proyectos. La manera de trabajar es muy rigurosa, y esa disciplina es lo que me llevaré [como aprendizaje] de por vida”.

Para Anahí Landa, el trayecto que comenzó hace 16 años con la compañía ha estado lleno de retos y satisfacciones. Con gran orgullo, ella representa al país ante el mundo y constata, de primera mano, la manera en la cual la organización ha contribuido a la evolución de la danza folclórica a través del tiempo, tanto en México como en las artes escénicas en una escala global.

“La danza tiene una infinidad de vertientes para que te comuniques con tu alma”

Viviana Basanta Hernández

Directora Artística del Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández

La magia del escenario, de la danza, concluye Viviana Basanta Hernández, radica en la capacidad que tiene de mantenerte en el presente; de estar ahí y tener esa sensación de entrega, seas parte del espectáculo o seas espectador. “La danza tiene una infinidad de vertientes para que te comuniques con tu alma en una plaza de Veracruz o en cualquier rincón de México”, dice, contundente.

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