El escritor nicaragüense y Premio Cervantes 2017, Sergio Ramírez, considera que la democracia debe ir más allá de un simple ejercicio de votación y se debe convertir en una fuerza impulsora del cambio social positivo y entiende que el modelo de El Salvador no puede ser ejemplo para nadie.
Ramírez, que ha participado en la quinta edición del Festival Hispanoamericano de Escritores (FHE) en La Palma, ha opinado, en una entrevista con EFE, de su situación personal tras ser despojado de su nacionalidad por el Gobierno de Daniel Ortega, de los peligros del populismo, la relación entre España y América Latina y del valor de la lengua común entre territorios.
Para el escritor, la democracia no puede ser vista como un obstáculo para la seguridad; más bien, debe ser un camino para garantizar tanto la estabilidad como el progreso social, por lo que ha reiterado que es esencial para la consecución de la estabilidad, tanto en Centroamérica como en cualquier otro territorio.
El populismo entona el canto falso de que la seguridad es contradictoria a la democracia, y que para dar seguridad hay que suspender las garantías constitucionales, y volver a todo el mundo sospechoso y reo, ha mencionado el escritor en referencia a lo que ocurre en El Salvador, donde se ha encarcelado a más de 70.000 personas para acabar con la violencia de las maras.
El Salvador, que parece ser un modelo que se quiere exportar en América Latina, no puede ser ejemplo a seguir para nadie, ha apuntado Ramírez, que asegura que habrá tiempo corto para el desengaño, meter a miles de personas en las cárceles, no resuelve el problema de seguridad a largo plazo que sólo puede dar la justicia en las relaciones sociales.
También ha hecho hincapié en que la violencia y la inseguridad son resultado de una sociedad desigual en la que unos pocos concentran la riqueza mientras la mayoría carece de oportunidades de educación y trabajo, y considera que mientras siga este modelo “estos desajustes llevarán a la inseguridad, algo que se repite en muchos países de Centroamérica.
En este sentido, Ramírez apunta a que la fuente de muchos problemas, como los carteles de la droga y el crimen organizado, radica en las carencias económicas y sociales, ya que considera que alguien que está en el desempleo verá como una salida afiliarse a una banda para percibir ingresos si la sociedad no le ofrece la oportunidad ni de educación o trabajo.
Además de sus reflexiones sobre la transformación social, Sergio Ramírez ha hablado sobre la retirada de su nacionalidad nicaragüense, asumiendo su exilio como una oportunidad para seguir siendo escritor y encontrar refugio en España. La literatura no muere, y los regímenes terminan, ha subrayado.
El exilio no es para sentarse a llorar en el camino y llorar todo lo perdido, sino para ganar la oportunidad, ya que escritor lo seguiré siendo en cualquier parte, y en España he encontrado un refugio en el que me siento muy privilegiado, ha asegurado.
Ramírez compartió su perspectiva sobre la historia política en América Latina, recordando que la experiencia nos dice que la violencia política utilizada para deponer un régimen autoritario y reemplazarlo por otro igualmente autoritario no ha resuelto nada.
El escritor también ha destacado el poder unificador de la lengua española, afirmando que “el vínculo más importante que tenemos entre centroamericanos y con los hispanohablantes en general es la dicha suprema de compartir entre tantos millones de personas la lengua”.
Ramírez hace una comparación al mencionar que si la Unión Europea ha sido capaz de consolidarse a través de una comunidad con diferentes lenguas, las posibilidades de Hispanoamérica deberían ser mucho más grandes.
Ha señalado que la atención que España presta a América Latina depende de las circunstancias del momento. “Para los españoles, América Latina es una verdad establecida. Está allí, y solamente cuando hay erupciones volcánicas, políticas o sociales se concentra la atención”, afirmó Ramírez.
Sin embargo, subraya que la relación de fondo existe y está basada en la lengua y el mestizaje, aspectos fundamentales de la identidad hispanohablante que trascienden las fluctuaciones políticas.