Cruz Azul ha estado adormilado desde el 30 de mayo de 2021, cuando ganaron el ansiado título de Liga MX con el que rompieron su sequía de casi 24 años. Desde entonces, las decepciones se suceden una tras otra. Y Carlos Salcedo, defensa de La Máquina, se encargó de añadir un nuevo capítulo de indignación para la afición celeste, que explora, de nuevo, nuevas vías de sufrimiento. La derrota ante Querétaro, por 3-1 en el Estadio Azteca, sumió a los cementeros en la amargura total.
Marchan en el penúltimo lugar de la competencia, con apenas cinco puntos en nueve partidos (los mismos que el Puebla, pero con mejor diferencia de goles). Han ganado apenas un cotejo en todo el Apertura 2023 y el entrenador Joaquín Moreno no encuentra solución a los problemas que han legado sus antecesores. En este año, Cruz Azul ha devorado a dos directores técnicos: Raúl Potro Gutiérrez y Ricardo Tuca Ferretti. De Gutiérrez fue normal esperarlo, pues había llegado como interino y nunca tuvo argumentos de peso para ocupar ese cargo. Con Ferretti fue más doloroso, pues su experiencia y éxitos lo hacían ideal para levantar el barco celeste.
No pudo hacerlo porque hay una realidad que carcome a Cruz Azul, sea cual sea su entrenador: tienen un plantel mal armado, con jugadores que no brindan soluciones y muy pocos que se salvan. Con Ferretti, también llegó Carlos Salcedo, un defensa central que siempre ha tenido condiciones para brillar no sólo en México, sino también a nivel internacional (fue campeón de Copa en Alemania con el Eintracht Frankfurt y jugó de manera sólida el Mundial de Rusia 2018).