La escritora chilena Lina Meruane analiza la situación en su país donde, a su juicio, “ha habido una especie de péndulo moviéndose violentamente de un lugar a otro” en el ámbito político e ideológico con la redacción de la nueva Constitución y ante el revisionismo histórico advierte que “la cultura está de pie resistiendo, haciendo una frontera”.
En una entrevista con EFE en Madrid donde se encuentra de promoción de una reedición de sus cuentos bajo el título “Avidez” a cargo de la editorial española Páginas de Espuma, se detiene en el proceso político y social que atraviesa Chile desde el estallido social de 2019, defiende el texto rechazado el año pasado y asegura que el país vive “un momento preocupante” que permite “el negacionismo” histórico.
“Este proyecto de Constitución va a fracasar -dice sobre el texto que está redactando la ultraderecha tras ganar los comicios para elegir nuevos delegados- la izquierda lo va a rechazar, el centro lo va rechazar, la propia derecha está en contra de muchos presupuestos”, comparte.
A su juicio, este es un “momento preocupante porque permite el negacionismo -histórico- que no está fundamentado en ninguna evidencia, pero una cosa es la evidencia y otra los discursos y ahí esta la cultura de pie resistiendo, es la que sostiene activamente la reivindicación de los Derechos Humanos, de las mujeres, de la población indígena mapuche… la cultura está haciendo una frontera”, considera.
La “legión” de escritoras latinoamericanas
Meruane habla también sobre la evolución de la escritura hecha por mujeres en América Latina, a las que define como “legión” y cree que “está pasando algo más grande de lo que se piensa” en esa generación de literatas.
La chilena considera que aunque el término “boom” para esta generación, en recuerdo del movimiento de García Márquez, Vargas Llosa o Julio Cortázar del pasado siglo, sigue “vigente”, cree que las escritoras “desconfían mucho de ese concepto por miedo a que las encasille como si fueran un todo o si fuera algo pasajero”.
“Hay cierta reticencia a dejarse meter en un bolsillo”, dice en referencia de una generación de jóvenes escritoras entre las que destaca -“con miedo” de olvidarse de muchas- a sus compatriotas Nona Fernández o Alia Trabucco, la argentina Mariana Enriquez, las mexicanas Guadalupe Netel o Brenda Navarro o las colombianas Fátima Vélez o María Ospina, con Cristina Rivera Garza como “madre superiora”.
“Algo está pasando, y creo que es algo más grande de lo que parece, en mi época ya empezamos a crear una generación de mujeres escritoras, desde entonces se ha visibilizado y se han generado nuevos lectores, porque la crítica feminista además de rescatar del olvido también ha hecho pedagogía de la lectura y ha hecho que nuestros temas adquieran una legitimidad como tema literario, la maternidad es el ejemplo más evidente”, apunta.
Los premios, una beca para los trabajos futuros
La escritora, recientemente galardona con el premio iberoamericano Letras José Donoso 2023, otorgado por la Universidad de Talca (Chile) con una dotación de 50.000 dólares, cree que estos galardones más que un premio “a la obra pasada” son una “beca a la obra del futuro inmediato”.
“Es un aliciente a lo que puedo escribir porque el dinero te regala tiempo de escritura y financiación, también a proyectos que están fuera de la cuestión de la publicación pero que son igualmente importantes para mí”, cuenta.
En concreto valora especialmente el reconocimiento del Donoso “porque no es uno al que te postules” sino que “te elige un jurado internacional”.
“Es un premio muy lindo porque hay premios a los que no me postularía, porque no quiero cargar con ese nombre, pero estar asociada a Donoso, que es una figura literaria chilena muy potente me alegra mucho, y estos premios de dinero significan para mí solventar una serie de proyectos que no he podido hacer porque no tengo los fondos”, matiza.