Casi un mes después de que comenzara la escalada del conflicto palestino-israelí, la Franja de Gaza, sometida a bombardeos masivos y brutales por parte de Israel, ha quedado casi totalmente convertida en ruinas. Miles de viviendas y decenas de parques infantiles, escuelas, hospitales, iglesias y mezquitas han resultado dañados o destruidos.
De acuerdo con las autoridades del enclave, solo entre el 7 de octubre y el 1 de noviembre Israel ha lanzado más de 18.000 toneladas de bombas sobre la zona. Esta cifra representa alrededor de 1,5 veces la fuerza explosiva de la bomba atómica lanzada sobre la ciudad japonesa de Hiroshima por el Ejército estadounidense.
Según los datos no concluyentes del Ministerio de Salud palestino, el número de víctimas de la agresión israelí en la Franja de Gaza ha ascendido a más de 9.700 muertos y más de 26.000 heridos, de los cuales más de dos tercios son niños, mujeres y ancianos.
Catástrofe humanitaria
Desde el inicio de las hostilidades, Israel anunció el “asedio completo” a la Franja de Gaza mediante el bloqueo total de los suministros de combustible, agua, alimentos y medicamentos. Actualmente la zona vive una catástrofe humanitaria sin precedentes.
Al día siguiente del comienzo del asedio, la única planta eléctrica del enclave dejó de funcionar por falta de diésel, de manera que toda la zona quedó sin provisión eléctrica regular. Además, se reporta que las tropas israelíes atacan paneles solares y generadores, la única fuente de electricidad que tienen los palestinos.
Los daños en las infraestructuras sanitarias por los intensos bombardeos y la falta de suministros médicos han prácticamente paralizado el sistema sanitario local, obligando a los médicos a realizar operaciones en el suelo de los hospitales, a menudo sin anestesia. Debido a la gran cantidad de heridos que llegan a los hospitales, las unidades de cuidados intensivos, los quirófanos y los servicios médicos de urgencia están al borde del colapso.
Ataques contra hospitales
Además de privar de electricidad y medicamentos a los hospitales del enclave palestino, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) los someten a bombardeos masivos. El bombardeo más mortífero tuvo lugar hace dos semanas contra el hospital Al Ahli en la ciudad de Gaza, que dejó al menos 471 muertos y miles de heridos.
Esta semana, el Ministerio de Salud palestino comunicó sobre el ataque de las FDI contra un convoy médico que trasladaba a entre 15 y 20 personas gravemente heridas y se disponía a salir del hospital de Al Shifa hacia el cruce de Rafa, en la frontera con Egipto. El bombardeo alcanzó también la entrada del hospital. Según la Media Luna Roja Palestina, el bombardeo se cobró la vida de 15 personas y dejó 60 heridos.
Mientras tanto, desde las FDI afirmaron en repetidas ocasiones que “Hamás se esconde detrás de los civiles”, tachando la muerte de civiles de “tragedia de guerra”.
Ni siquiera los campos de refugiados son seguros
Cientos de miles de palestinos de la Franja de Gaza se han visto obligados a abandonar sus casas destruidas por los cohetes israelíes y a buscar refugio. Sin embargo, Israel también bombardea intensivamente los campos de refugiados, matando principalmente a niños, mujeres y ancianos. Justificando sus bombardeos, los militares israelíes volvieron a destacar que atacan a los integrantes de Hamás.
Uno de los ataques más crueles se produjo esta semana, cuando las FDI bombardearon el campo de refugiados de Jabalia, lo que, según diversas estimaciones, costó la vida de entre 50 y 100 personas y dejó varios centenares de heridos. Un día después se produjo un nuevo ataque contra el campo de refugiados, que también causó la muerte de decenas de civiles.
De acuerdo con Hamás, en los dos ataques israelíes contra Jabalia fueron asesinados al menos 195 palestinos.
Asimismo, los israelíes atacan constantemente escuelas y otras instalaciones civiles pertenecientes a la ONU, donde miles de palestinos intentan refugiarse de los misiles.