Este martes se cumple un mes desde que los milicianos de Hamás asaltaron el territorio israelí por mar, tierra y aire como parte de un ataque sorpresa que incluyó el lanzamiento de miles de cohetes.
Tras ello, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) lanzaron bombardeos masivos contra la Franja de Gaza que, según el Ministerio de Salud palestino, ya han causado la muerte de más de 10.000 personas en el enclave, incluidos más de 4.000 niños, y la destrucción de instalaciones civiles como hospitales o campos de refugiados, lo que ha provocado indignación alrededor del mundo.
Pese a los llamamientos a cesar las hostilidades, el Ejército del país hebreo sigue con la ampliación de actividades terrestres en el área y actualmente asegura haber dividido este territorio en dos partes, así como mantener a la ciudad de Gaza en un cerco. Además, justifica los bombardeos masivos, alegando que los miembros de Hamás utilizan su amplia red de construcciones subterráneas cerca o incluso debajo de edificios civiles, por lo que acusan a la organización radical de usar a los civiles como “escudo humano”.
La oficina de prensa del Gobierno de Gaza, controlado por el movimiento palestino, reveló, citada por Al Jazeera, el volumen de destrucción en el enclave desde el pasado 7 de octubre:
- Los hospitales reciben aproximadamente un herido cada minuto y 15 cadáveres cada hora.
- Seis niños y cinco mujeres mueren cada hora en promedio.
- De todos los habitantes de Gaza, casi el 70 % tiene condición de desplazado.
- Israel ha lanzado ya unas 30.000 toneladas de explosivos en sus bombardeos sobre Gaza, lo que representa unas 82 toneladas por kilómetro cuadrado.
- La mitad de los hospitales y un 62 % de los centros de atención primaria están fuera de servicio.
- Un 50 % de las viviendas ha sufrido daños y un 10 % es inhabitable.
- Un tercio de las escuelas sufrieron daños y un 9 % corresponde a centros educativos que ya no funcionan.
- Un 14 % de las mezquitas sufrió daños y un 5 % de ellas quedaron destruidas por completo.
Pérdidas de Israel
Mientras, unos 1.400 israelíes y ciudadanos de otros países murieron a causa de ataques de Hamás. La mayor parte de los fallecimientos se produjo durante los ataques iniciales el 7 de octubre, reseñan desde la ONU.
En cuanto a las bajas militares, las FDI confirmaron la muerte de 30 efectivos desde que comenzaron las operaciones terrestres, mientras que al menos 260 soldados han resultado heridos, detalla The Jerusalem Post.
Asimismo, el Gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu estima que 240 personas, incluidos unos 30 niños, permanecen como rehenes en Gaza. Desde Hamás, que hasta ahora ha liberado a cuatro civiles secuestrados, denuncian que 57 de los rehenes perecieron a causa de los bombardeos aéreos israelíes.
Sin armisticio y riesgos de mayor escalada
Pese a todos los esfuerzos de la comunidad internacional, la crisis humanitaria en Gaza no se detiene debido a la falta de medicamentos, alimentos, combustible, agua y otros bienes y servicios básicos. El secretario general de la ONU, António Guterres, que ha sido criticado duramente por Israel por sus declaraciones en defensa de Palestina, aseveró que “la pesadilla en Gaza es más que una crisis humanitaria”, afirmando que es “una crisis de la humanidad”.
De igual forma, no se ha logrado pactar un alto el fuego con fines humanitarios. Entre los que se han mostrado reacios a un armisticio se encuentra EE.UU. que apunta a que un eventual cese de las hostilidades podría ayudar a Hamás a recuperar y reagrupar a sus fuerzas.
Mientras, la situación sigue tensa en la Cisjordania ocupada por Israel, donde las fuerzas hebreas realizan redadas regulares en búsqueda de sospechosos a los que vinculan con actos de terrorismo. Así, desde el inicio de la actual guerra en Gaza, un total de 1.350 personas fueron detenidas en Cisjordania, incluidos 870 individuos relacionados con Hamás, según datos del Ejército del país hebreo.
Entretanto, persisten riesgos de una mayor escalada en Oriente Medio en vista de enfrentamientos esporádicos que las tropas israelíes libran en la frontera con el Líbano y Siria. A estos choques se añade la intensificación de los ataques contra bases estadounidenses ubicadas en Oriente Medio por parte de las milicias en Irak y los rebeldes hutíes de Yemen.
Tanto Tel Aviv como sus aliados occidentales advirtieron en repetidas ocasiones a Irán y al movimiento libanés Hezbolá, considerada como su fuerza ‘proxy’ en la región, a no sumarse al conflicto.