Los videojuegos son el espacio en el que los cárteles de drogas encuentran la red de reclutamiento que más crece, señalaron varios expertos participantes en la primera conferencia anual del Consejo de Europa sobre redes de control de drogas que concluye hoy.

En estas plataformas interactivas, que atraen en su mayoría a “jóvenes menores de 25 años” es “muy difícil” detectar “quién ofrece qué a quién”, declaró a EFE el consultor especializado en influencia maligna extranjera Benjamin Schultz.

El rastreo se complica porque, a diferencia de lo que ocurre en las redes sociales, los datos en los videojuegos “no son públicos”, prosiguió Schultz.

Por tanto, la técnica utilizada por las autoridades es la de infiltrarse como avatar dentro de las partidas e interactuar como un usuario más.

Según este consultor, uno de los patrones de reclutamiento consiste en “establecer confianza” con los jugadores vía chat y, una vez conseguido, continuar el contacto en otra interfaz como la red social Snapchat.

Desde allí, los traficantes localizan a través de conversaciones triviales aspectos de la víctima que les permiten intuir que atraviesan dificultades económicas. Y, a continuación, se ofrecen a subsanarlas con un préstamo de dinero a cambio, por ejemplo, del transporte de un vehículo que sirva como camuflaje de la droga.

Otras veces, en cambio, el estatus que un determinado perfil tiene dentro del videojuego sirve como gancho para que se produzca la transacción económica.

“Mucha gente no lo entiende porque dice que la criptodivisa no es dinero real”, apuntó Thomas Kattau, el director ejecutivo del Grupo Pompidou, la red de políticas de drogas del Consejo de Europa, que reúne a 41 estados miembros

Pero el enigma lo resuelve Kattau al decir que, aunque esto último es “cierto”, las recompensas de las que dispone el jugador en la interfaz son intercambiables si por el chat se consigue redirigirlo al exterior para concretar otra transacción por dinero.

Por ejemplo, se simula en páginas de comercio en línea como Ebay la compra de un producto con un pago real y en paralelo el traficante proporciona al comprador el usuario y contraseña para que pueda participar en el videojuego con las recompensas virtuales.

Sobre el número de afectados o los países en los que mayores incidencias se han registrado, Schultz y Kattau reconocieron no disponer de elementos precisos porque las autoridades “trabajan con datos cualitativos y no cuantitativos”.

Subrayaron que Europa y América permanecen en alerta ante este tipo de amenazas que pueden extenderse a páginas de apuestas y a redes sociales. El Grupo Pompidou busca combatir esas prácticas con campañas de concienciación.

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