Los hutíes de Yemen se han convertido recientemente en una parte de la crisis que se está desarrollando en el mar Rojo. Tras el estallido de las hostilidades entre Hamás e Israel, los hutíes apoyaron a la Franja de Gaza y, exigiendo el cese de los bombardeos israelíes contra el enclave palestino, en noviembre comenzaron a bombardear barcos mercantes en el mar Rojo que creían que se dirigían al país hebreo.

Los ataques de los hutíes provocaron un aumento de los costes del transporte marítimo de más del 300 %, ya que las compañías de transporte prefirieron evitar la zona de la escalada enviando sus barcos por la ruta más cara, a través del cabo de Buena Esperanza, en Sudáfrica, en vez de la ruta más rápida y barata de Asia a Europa, que pasa por el mar Rojo y el canal de Suez.

En respuesta a las agresiones, EE.UU. y el Reino Unido enviaron sus buques de guerra a la región, que también fueron bombardeados por el grupo rebelde yemení. Entonces, Londres, Washington y una coalición de aliados atacaron objetivos de los hutíes en Yemen, que a su vez prometieron no dejar “sin respuesta ni castigo” los bombardeos occidentales y continuar sus ataques contra las embarcaciones de carga en el mar Rojo.

¿De dónde vienen los hutíes y qué profesan?

Los hutíes son partidarios del movimiento Ansar Allah, que se traduce del árabe como “seguidores de Dios”. El movimiento fue fundado por sayyid (título honorífico para los musulmanes) Hussein Badruddin Al Houthi a principios de la década de 1990 en la provincia de Saada, al norte de Yemen. 

Los hutíes pertenecen a una minoría musulmana chiita, llamada ‘los zaidíes’, de casi 10 millones de personas, un tercio de la población total del país árabe, y proceden de tribus montañosas situadas en la frontera con Arabia Saudita.

La guerra que no termina

Los hutíes se hicieron conocidos en el mundo cuando en el 2014, en el marco de la guerra civil yemení, tomaron la capital, Saná, y asumieron el control del país, obligando a renunciar al Gobierno y al presidente, Abd Rabbuh Mansur Al Hadi. Al perder el poder, Hadi huyó de Saná a otra gran ciudad yemení, Adén, donde se autoproclamó presidente y solicitó ayuda a los países árabes. 

Entonces, la guerra interna de muchos años entre los hutíes y el Gobierno se convirtió en una guerra regional con intervención externa. En el 2015, una coalición árabe, liderada por Arabia Saudita y apoyada por EE.UU., en la que participaron también EAU, Kuwait, Baréin, Catar, Jordania, Egipto, Sudán y Pakistán, intervino en el conflicto. La población de Yemen fue sometida a una guerra prolongada.

Además de la propia acción militar, el país fue sometido a un bloqueo marítimo y aéreo por parte de la coalición en el 2017, lo que provocó una catástrofe humanitaria, ya que la población comenzó a morir no solo por los bombardeos, sino también de hambre y enfermedades. En el 2022, la coalición puso fin a su intervención y se inició el proceso de negociaciones entre las partes del conflicto, pero las consecuencias de la guerra incesante hasta ahora son graves.

“La peor crisis humanitaria del mundo”

En su informe, la ONU calificó el conflicto en Yemen como “la peor crisis humanitaria del mundo”. Según los datos del organismo, publicados en marzo de 2023, casi 4,5 millones de personas fueron desplazadas y dos tercios de la población, 21,6 millones de personas, necesitan urgentemente ayuda humanitaria y servicios de protección. En el país 2,2 millones de niños menores de 5 años necesitan tratamiento contra la desnutrición aguda y la mayoría de los niños en edad escolar no tienen la oportunidad de recibir una educación.

Solo entre 2015 y finales del 2021 en Yemen, 377.000 personas perdieron la vida, de las cuales el 60% de las muertes se debieron a la falta de agua, alimentos y atención médica.

Relaciones con Irán  

Muchos medios de comunicación occidentales suelen calificar a los hutíes de “proxy” de Irán. Al mismo tiempo, Serguéi Serebrov, experto ruso en política yemení, no ve base alguna para tales valoraciones. 

“Irán no tiene ningún interés concreto en dominar Yemen, ya que esto es imposible por multitud de razones, entre ellas geográficas y económicas. Tampoco se han establecido los hechos del apoyo masivo iraní al movimiento hutí en todas las etapas de su formación”, sostuvo el experto.

Algunos expertos señalan que los hutíes persiguen sus propios intereses en la escalada de la situación en el mar Rojo, a pesar del apoyo de Teherán. “Tienen una relación con Irán y cuentan con su apoyo, pero no son directamente representantes de los intereses iraníes. Tienen sus propios intereses definidos localmente y creo que sus acciones en los últimos dos meses han reflejado eso”, declaró Stacey Philbrick Yadav a Time.

El propio Irán rechaza todas las acusaciones de que esté ayudando a los hutíes, subrayando que no les suministra armas ni presta ayuda financiera, sino que solo les proporciona apoyo diplomático y les envía ayuda humanitaria. El “apoyo de Irán a Yemen es [únicamente] político”, comunicó Rostam Ghasemi, exministro de Petróleo iraní y comandante del Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI). Los hutíes también niegan que Irán les esté proporcionando ayuda militar, afirmando que actúan por su cuenta.

Los hutíes y el actual conflicto en Gaza

Para los hutíes, la cuestión palestina desempeña un papel especial. Casi desde sus inicios, el movimiento ha hecho de las celebraciones del Día de Palestina y el Día de Jerusalén un acontecimiento anual. 

Como señalan los expertos, las acciones de los hutíes expresan el descontento por la reacción de otros países árabes. “Ahora los hutíes intentan actuar como vanguardia de los defensores de la causa palestina y de los lugares santos islámicos de Jerusalén para servir de catalizador y mover las posiciones árabes en una dirección más decidida y natural”, afirma Serebrov.

Los expertos también informan de que los ataques hutíes han sido populares en Yemen, lo que le ha permitido al grupo reclutar nuevos combatientes. Además, el apoyo a Gaza permite al grupo dar a conocer sus puntos de vista al mundo. “Llevan mucho tiempo oponiéndose ideológicamente a Israel. […] En particular, intentan demostrar la importancia transnacional de sus opiniones y mostrar su fuerza y posicionamiento”, destacó Sanam Vakil, subdirectora del programa sobre Oriente Medio y el norte de África de Chatham House.

Al mismo tiempo, Vakil señaló que los hutíes podrían utilizar la guerra en Gaza y la crisis en el mar Rojo como palanca diplomática en las negociaciones con Arabia Saudita, cuya economía está sufriendo debido a las interrupciones en las entregas de petróleo. “Desde su punto de vista, [el ataque a los buques de transporte marítimo] es una oportunidad para elevar la apuesta contra Arabia Saudita”, dijo el analista, subrayando que es “una especie de renegociación de las condiciones”.

“Un grupo terrorista”

El presidente estadounidense, Joe Biden, afirmó este viernes que considera a los hutíes un grupo terrorista. No obstante, en el 2021, la Administración Biden retiró oficialmente a los hutíes de la lista de organizaciones terroristas extranjeras, revirtiendo así una decisión tomada durante la presidencia de Donald Trump. 

La posición de Rusia

Rusia y Yemen celebraron el año pasado 95 años de relaciones. Yevgueni Kudrov, encargado de negocios de Rusia en Yemen, declaró que las relaciones entre ambos países se mantienen en la fase actual y que Rusia está “haciendo mucho” ayudando al país a “restablecer la economía, proporcionar ayuda humanitaria, formar personal cualificado en forma de especialistas que reconstruirán la economía después de la guerra”.

Rusia está entre los países que condenaron los ataques occidentales contra Yemen. De acuerdo con la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, María Zajárova, “los ataques aéreos de EE.UU. contra Yemen son un ejemplo más de la distorsión, por parte de los anglosajones, de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU y de su total desprecio por el derecho internacional en nombre de la escalada de la situación en la región para sus propios fines destructivos”.

“Compartimos las preocupaciones expresadas por nuestros socios regionales, en particular de Arabia Saudita, y pedimos que se intensifiquen los esfuerzos internacionales para evitar una mayor escalada de la situación”, señaló Zajárova, manifestándose en contra de una escalada en la región de Oriente Medio.

Al mismo tiempo, Moscú también condenó los ataques hutíes a los barcos en el mar Rojo. Así, el vocero presidencial ruso, Dmitri Peskov, recalcó que Rusia ha instado reiteradamente a los hutíes a renunciar a dichos ataques, calificando esta práctica de “extremadamente incorrecta”.

Publicidad