Franco González Aguilar
Como parte de la dirección artística, me correspondía determinar el contenido de la portada y contraportada del disco. Más que colocar la fotografía del grupo, era importante destacar a los poetas autores de las poesías y algunas imágenes alusivas al estado de Veracruz. De esta forma, el disco podría ser utilizado para promoción turística.
Pensé que una visita al Museo de Antropología me ayudaría a encontrar esas imágenes. El museo es el primero en su tipo en el país. Guarda el acervo más importante de piezas pertenecientes a las culturas prehispánicas que se desarrollaron en nuestro estado. Después de una hora recorriendo el lugar, llegué a la conclusión de que debía estar en la portada una imagen de El Tajín, símbolo de la cultura totonaca. Ese aspecto lo solucioné a partir de un mural que hallé por casualidad en la única tienda de discos que existía en Jalapa, Discos Velasco. El mural, que ocupaba una de las paredes del local, contenía imágenes provenientes de diversas regiones del estado: la pirámide del Tajín; los voladores de Papantla; una pareja de bailarines jarochos; dos músicos con arpa y jarana; y un pescador sacando una red de una lancha. Sin duda, estampas representativas de la identidad veracruzana. La tienda, era uno de los negocios de la calle Doctor Lucio, una de las más importantes de la ciudad que yo recorría varias veces al día para hacer ejercicio. A la vuelta, se encontraban el Colegio Preparatorio, donde había estudiado, así como algunas dependencias de la universidad. David Velasco, dueño del negocio, se mostró dispuesto a colaborar, permitiendo el uso del mural en la portada del disco, e inclusive me regaló la fotografía junto con el negativo. Ésta serviría de base para hacer un buen dibujo a colores. Mostró tal entusiasmo por el rescate cultural de los viejos poetas, que ofreció vender los discos en su negocio.
Resuelto el problema de la portada, decidí una contraportada en donde estuvieran con letras grandes, los nombres de los poetas, así como su lugar de origen y sus fechas de nacimiento y muerte. Por último decidí el nombre del disco: Poetas veracruzanos que trascienden en el tiempo…poesía que se vuelve canción, que se colocaría arriba del dibujo del mural, y en la parte inferior la leyenda: Cantan Los Tres de Coatepec.
Estaba muy complacido con la portada del disco. Sobre todo por la Pirámide del Tajín y los voladores de Papantla, los símbolos más conocidos de Veracruz, dentro y fuera del país, los cuales representan al pueblo totonaco, una de las grandes culturas indígenas de nuestro estado.
Imaginaba la cara de satisfacción que pondría Juan Simbrón, un renombrado luchador social de los pueblos del Totonacapan, la única zona en México donde se cultiva la pequeña orquídea conocida como vainilla, de la que se extrae una deliciosa esencia utilizada en la elaboración de bebidas y pastelería, y que se promociona como un regalo de Veracruz para el mundo. Pensé en invitarlo a una de las presentaciones del grupo.
Semanas después, en el estudio de grabación de la ciudad de México, cuando los productores escuchamos el primer tema que fue La cita, quedamos entusiasmados por el resultado. Obtuvimos una hermosa canción rítmica, con voces bien acopladas y con un aire muy popular. El huapango Paisaje, sorprendió a los propios músicos, al haber logrado una interpretación de esa magnitud. Y cuando escuchamos Alguna vez te alcanzará el sonido, nos abrazamos todos, llenos de júbilo. El ingeniero de grabación felicitó a Los Tres de Coatepec. Tan emocionado estaba, que les auguró éxito total:
—¡Nunca pensé que las poesías pudieran convertirse en canciones así! —exclamó.
Una semana completa duró la sesión de grabación en el pequeño estudio de Ocean Records. Las once canciones salieron impecables. Un excelente sonido se logró en el máster, mismo que fue enviado a producción para la primera maquila de seis mil discos. Puede decirse que las ochenta horas de grabación, valieron la pena. En Discos Velasco se vendieron quinientos acetatos durante noviembre. En las estaciones de radio se oían A Gloria, Paisaje y Alguna vez te alcanzará el sonido. Con el fin de promoverlo, envié un disco a los principales periódicos del estado y a algunos de la capital del país.
Ya de vuelta en casa, al revisar mis cuentas, me percaté que además de haber acabado con los ahorros, tenía deudas para varios meses. Pero no me importaba; había obtenido una satisfacción personal que no olvidaría en toda la vida.