El síndrome de Cushing es un trastorno endocrino poco frecuente provocado por un exceso de cortisol, la llamada “hormona del estrés” que causa diferentes desequilibrios en el organismo y que afecta más a mujeres que a hombres. Una enfermedad que celebra su Día Mundial el 8 de abril.
Hay dos tipos de síndrome de Cushing, según información de la Sociedad de Endocrinología de Estados Unidos:
- Exógeno: es el más común y temporal ya que se presenta en personas que están tomando medicamentos semejantes al cortisol y desaparece en cuanto dejan de tomarlos.
- Endógeno: las glándulas suprarrenales producen demasiado cortisol, es poco común y puede ser difícil de diagnosticar. En la mayoría de los casos, este tipo es ocasionado por tumores que secretan hormonas en las glándulas suprarrenales o en la pituitaria, una glándula situada en la base del cerebro.
El cortisol es una hormona esteroide producida por las glándulas suprarrenales que cuando se se produce en cantidades normales, ayuda al cuerpo a reaccionar ante el estrés; mantener la presión sanguínea y la función cardiovascular; mantener el sistema inmunitario bajo control; convertir en energía la grasa, los carbohidratos y las proteínas.
El síndrome de Cushing es una ‘condición médica grave’ que afecta significativamente a la calidad de vida de los pacientes, es un ‘puzzle de patologías’ con afectación a nivel físico y psicológico, apunta por su parte la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
Los síntomas del síndrome de Cushing
El exceso de cortisol afecta a cada persona de manera diferente, por ello, los signos pueden variar en cada paciente y dificultan muchos aspectos de la vida diaria, incluidas las relaciones familiares y sociales, la autoimagen y el bienestar físico y mental.
Los principales síntomas del síndrome de Cushing son:
- Aumento de peso, especialmente en la parte superior del cuerpo.
- Cara redonda y acumulación de grasa entre los hombros y encima de las clavículas.
- Nivel alto de azúcar en la sangre (diabetes).
- Presión arterial alta (hipertensión).
- Pérdida de densidad en los huesos (osteoporosis).
- Pérdida de masa muscular y debilidad.
- Piel delgada en la que se forman moretones con facilidad.
- Estrías de color rojo o púrpura (generalmente en el abdomen y debajo de los brazos).
- Depresión y dificultad para pensar con claridad.
- Exceso de vello facial en las mujeres.
Difícil diagnóstico
Debido a esta variedad y solapamiento de síntomas hace difícil el diagnóstico se retrase.
La detección precoz es vital en el abordaje de esta enfermedad rara, sin embargo, según la doctora Felicia Hanzu, coordinadora del Área de Neuroendocrinología de la SEEN, “su detección se prolonga, en ocasiones, hasta entre dos y cuatro años”.
Según la iniciativa “ThisCushing”, propiciada por la compañía Recordati Rare Diseases, especializada en medicamentos huérfanos para enfermedades raras, en palabras de la doctora Elena Valassi, endocrinóloga en el Hospital Universitario Germans Trias i Pujol de Badalona (Barcelona). : “Cada paciente es diferente y único y el Cushing es una enfermedad muy heterogénea en sus manifestaciones. Por eso, es muy importante tener más herramientas para poder personalizar el tratamiento e individualizarlo”.
Un diagnóstico precoz, un manejo adecuado y un abordaje personalizado pueden evitar graves complicaciones y marcar la diferencia en la calidad de vida de quienes lo padecen.
La edad del diagnóstico
En cuanto a la edad del diagnóstico varía en función de la causa. La enfermedad de Cushing (Cushing de origen hipofisario) ocurre fundamentalmente en mujeres entre los 25 y los 45 años.
Los tumores suprarrenales que secretan corticoides y llevan a síndrome de Cushing aparecen en la primera década de la vida o posteriormente alrededor de los 40 y los 50 años.
El Cushing endógeno es entre 3 y 5 veces más frecuente en mujeres que en hombres y se estima que esta enfermedad, considerada rara, se produce entre 2 y 4 casos por millón de habitantes al año, según datos de la SEEN.
El tratamiento, según la causa
El síndrome de Cushing exógeno desaparece cuando el paciente deja de tomar los medicamentos semejantes al cortisol que estaba recibiendo para tratar otra afección. Su médico determinará cuál es el momento apropiado para reducir de manera gradual y finalmente dejar de tomar dichos medicamentos, según la Sociedad de Endocrinología de Estados Unidos.
En los casos de un origen endógeno, la medida inicial casi siempre es cirugía para extirpar el tumor que está causando el alto nivel de cortisol.
Aunque la cirugía generalmente es eficaz, algunas personas necesitan también medicamentos para reducir la producción de cortisol o radioterapia para destruir las células restantes del tumor. En algunas personas, es necesario extirpar ambas glándulas suprarrenales para controlar el síndrome de Cushing.
Los avances más recientes se centran en la mejora de las pruebas de laboratorio, las pruebas de imagen funcional y la aparición de nuevos fármacos bloqueadores de la síntesis de cortisol, respectivamente de la esteroidogénesis, según la SEEN.