El escritor norteamericano Doug Dorst, coautor junto con el cineasta J.J. Abrams de la novela S. El barco de Teseo, piensa que «el libro como objeto no desaparecerá porque es la mejor forma de leer».

En una entrevista con EFE, Dorst explica que «J.J. Abrams siente una reverencia profunda por la palabra impresa e incluso en las oficinas de su productora en Santa Mónica tiene una imprenta antigua y todo tipo de tecnología de impresión analógica», y añade: «El libro como objeto físico ocupa cada vez menos espacio en el mundo a medida que pasa el tiempo y a mí me parece que eso es bastante triste, no solo por una idea romántica de los libros».

El autor norteamericano tiene «la certeza de que se absorben mejor las historias y la información a través de un libro físico con tinta sobre papel que no mirando una pantalla, y además el libro físico tiene algo muy reconfortante que no debería perderse».

La idea original de S. El barco de Teseo fue de J.J. Abrams, recuerda Dorst, tras descubrir un libro viejo abandonado en un banco a las afueras del aeropuerto de Los Ángeles, que tenía una nota para el siguiente lector que lo encontrara, y «se quedó con la idea de que sería divertido trabajar en un proyecto que mostrara gente que se comunicaba a través de los márgenes de un libro y compartían sus reacciones al propio libro».

Diez años después, aquella idea primigenia tomó cuerpo cuando se incorporó al proyecto el propio Dorst y el libro llegó a las librerías en Estados Unidos hace ya más de una década, pero por su complejidad editorial no se había publicado hasta hace unos meses en España.

S. El barco de Teseo (Duomo) es un volumen en el que una joven encuentra accidentalmente en una biblioteca un libro con notas escritas al margen, que ella responde con nuevas notas, y ambos lectores se ven implicados en una lucha mortal entre fuerzas que no comprenden.

La obra dentro de la obra es un libro del enigmático autor V.M. Straka, en el que un hombre sin pasado es secuestrado y llevado a un extraño barco con una tripulación siniestra, comenzando un viaje desconcertante y lleno de peligros.

En esa celebración del libro-objeto, explica Dorst, además del libro de Straka, en el volumen se intercalan entre páginas «postales, fotocopias, páginas de blocs de notas, páginas del periódico escolar o un mapa en una servilleta».

Para ensamblar toda esa documentación que aparece fue necesario, dice Dorst, un trabajo paciente, trabajar capa a capa y partir de un planificación precisa, sabiendo lo que iba a pasar con los personajes y los puntos clave de la historia, pero los detalles del mundo de Straka fueron avanzando con la escritura.

«Hay bastante documentación sobre temas que son históricamente correctos, y también hay muchos elementos que se presentan como históricamente ciertos, pero que no lo son», advierte.

El volumen exige al lector una actitud activa y eso, para Dorst, era una apuesta arriesgada en los tiempos que corren, pero «no hay que subestimar nunca a los lectores, y para facilitar su trabajo se han puesto diferentes colores en los comentarios de los márgenes y, como decía J.J., el libro encontrará a la gente capaz de apreciarlo».

Dorst atribuye la fortuna que ha tenido el libro en todo el mundo, en primer lugar, a «la reputación y la calidad del trabajo de Abrams», responsable y director de series como Perdidos y de películas como Star Wars, Star Trek, Super 8 o Misión Imposible.

Pero también atribuye el éxito continuado que ha tenido a la transmisión boca oreja entre los lectores, lo que «significa que la historia está a la altura de esas expectativas porque si fuera solo la novedad de un libro en el que ha participado J.J. hubiera pasado al olvido muy rápido».

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