Salman Rushdie participó este lunes en un acto en el Ateneo de Madrid, donde conversó con el escritor Javier Cercas y la periodista Montserrat Domínguez con motivo de la promoción en España de su último libro de memorias Cuchillo: Meditaciones tras un intento de asesinato.
Una obra en la que describe su intento de asesinato, el 12 de agosto de 2022, cuando participaba en una conferencia en el estado de Nueva York y 35 años después de que el ayatolá Ruhollah Jomeini, difunto líder iraní, emitiera una ‘fatwa’ o edicto pidiendo su muerte tras haber escrito Los versos satánicos en 1988.
“Cambiar el mundo a través de la literatura no se puede (…). Es muy raro que un libro tenga un efecto directo en el hombre (…) Cuando nos vemos ante el horror y la atrocidad, ¿cómo puede la literatura afrontrarlo?”, cuestionó.
Según el autor, esto es “muy difícil” y lamentó que ante “estas guerras (Ucrania y Palestina)” son muy pocas las cosas útiles que los creadores pueden hacer: “en Ucrania sí que se puede dar voz a aquellos que padecen la guerra, amplificar esas voces y eso es algo que los escritores pueden hacer para apoyar las víctimas”.
“Putin dice que los ucranianos son nazis, y tenemos a Trump diciendo que las elecciones anteriores fueron un fraude, y hay muchos americanos que piensan que fue así y que le robaron las elecciones pasadas, y es una situación muy peligrosa”, afirmó.
“Nos vemos en un mundo de falsas narrativas que se nos presentan y se nos inculcan, si te dedicas al relato hay que hacer algo al respecto y los novelistas a menudo acaban diciendo la verdad extrañamente”, expresó entre risas Rushdie, a quien Javier Cercas calificó de “ironista”.
Asimismo, Rushdie confirmó que, para él, “el fanatismo excluye el humor”, por eso decidió utilizarlo en esta obra: “El humor es una respuesta frente al fanatismo porque es algo que el fanatismo no posee. Este libro, que surgió a partir de un acto de fanatismo horrible y es un libro bastante divertido, no debería serlo, pero lo es. Es ligero, lleno de comedia, no son chistes ni bromas, sino humor”.
Durante su intervención, también repasó el tiempo que pasó en el hospital, al igual que lo hace en el libro, y recordó cómo cuando fue acuchillado por un hombre que estaba entre el público de un acto que protagonizaba, escuchó una “voz” que le decía “no mueras, no te mueras”.
“Creo que esa fuerza vital que me hablaba me hizo superar la situación, es algo que quizá tengamos todos, un instinto de supervivencia del que quizá no seamos conscientes”, añadió.
Con una vida normal, aunque rodeado de grandes medidas de seguridad, el escritor explicó que se ha negado a hablar con el autor de su ataque porque pensó que le iba a contestar “una banalidad”, así que optó por usar sus “dotes novelísticas”.
Durante su intervención, confesó su adoración por Gabriel García Márquez, a quien no conoció, pero con quien mantuvo una conversación telefónica; “García Márquez decía que no entendía inglés, pero yo creo que sí, y mi español era bastante malo, hablamos como pudimos, pero fue muy divertida”, concluyó.