Las prioridades de Washington y Kiev en el conflicto ruso-ucraniano son divergentes, informa The New York Times citando a unos asesores anónimos del presidente estadounidense, Joe Biden.
De acuerdo con las fuentes, Ucrania “no tiene nada que perder” con una posible agudización del conflicto, mientras que en la Casa Blanca crecen las preocupaciones sobre una escalada. Según dijo Biden a sus asistentes, al permitir que Kiev ataque con municiones estadounidenses el territorio ruso reconocido internacionalmente podría desembocar en una confrontación directa entre Washington y Moscú.
Sin embargo, uno de los principales asesores del jefe de Estado afirmó que ese mandato “tenía sentido cuando el tiempo estaba del lado de Ucrania”. Además, el diario señala que el líder del régimen de Kiev, Vladímir Zelenski, ha aumentado la presión sobre el inquilino de la Casa Blanca para que suavice las restricciones de utilizar armas estadounidenses.
A finales de mayo, se descubrió que Biden había permitido a Ucrania, de manera secreta, atacar objetivos en territorio ruso con armas estadounidenses. Sin embargo, dos funcionarios del país norteamericano precisaron que el permiso solo afecta a zonas rusas cercanas a la provincia ucraniana de Járkov.
El experto militar Andréi Marochko expresó que el ataque del 1 de junio contra la localidad de Stajánov, situada en la república rusa de Lugansk, presuntamente fue realizado con un sistema de misiles HIMARS de fabricación estadounidense.
Por su parte, el Ministerio de Defensa de Rusia ha denunciado reiteradamente el uso de sistemas de armas occidentales, como lanzacohetes checos RM-70 Vampire, contra la provincia rusa de Bélgorod y otras regiones fronterizas.