115 milímetros, poco más del diámetro de una moneda de dos euros, es la medida de la circunferencia del brazo que advierte de la desnutrición infantil con más riesgo. Si no se ataja a tiempo, el desenlace puede ser fatal. La mitad de las muertes de niños y niñas menores de cinco años en los países en vías de desarrollo se debe a esta afección, que tiene distintas causas.

El cambio climático ha provocado sequías severas con gran impacto en la agricultura de los países con menos recursos. También inundaciones que han favorecido la presencia de vectores que propagan el paludismo o el dengue. La pandemia de la covid interrumpió campañas de vacunación en los estados más desfavorecidos de enfermedades como el sarampión. Estos y otros desastres han obstaculizado el avance hacia la reducción de las cifras de desnutrición infantil en el mundo.

733 millones de personas pasaron hambre en 2023

Según UNICEF, solo cerca de un tercio de los estados del mundo está en camino de reducir a la mitad el número de niños y niñas afectados por el retraso del crecimiento para 2030. Para esa fecha, el 80 % de los niños que lo padecerá vive en África.

Este organismo hace hincapié en que la desnutrición infantil es un “problema global” que no solo a afecta a los países con menos recursos sino a casi todas las regiones del planeta. Es especialmente preocupante en los países extremadamente pobres, aquellos que viven conflictos armados, desastres naturales y falta de acceso a las necesidades básicas como la salud y la alimentación.

El último informe de cinco organismos especializados de Naciones Unidas sobre el estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo afirma que cerca de 733 millones de personas pasaron hambre en 2023, lo que equivale a una de cada 11 personas en el planeta. Una de cada cinco vivía en África.

La tormenta perfecta para la desnutrición infantil

Montse Escruela es nutricionista y referente de nutrición en el equipo médico de Médicos Sin Fronteras (MSF). Hace unos días que ha regresado de Níger, un país donde la prevalencia de la malnutrición es muy elevada, de hecho es uno de los más pobres del mundo.

“Ahora mismo tenemos muchos factores que están ocurriendo a la vez que lo que hacen es eso. Que en vez de mejorar la situación general, a nivel mundial lo que hace es empeorarlo”, asegura Escruela a EFEsalud.

A los desastres naturales y la pandemia, hay que sumar también conflictos como la guerra de Ucrania, país que suministra cereales a varios países. Unido al de Israel y Palestina o a la situación que vive Sudán.

Todo ello, explica Escruela, hace que la ayuda humanitaria se tenga que repartir más, por lo cuál, poblaciones que dependen de ella para poder subsistir, la ven reducida o directamente ésta no puede llegar.

Los menores de cinco años, los más vulnerables

La desnutrición es una afección que tiene múltiples causas, no solo se produce por no cubrir las necesidades nutricionales, sino que la puede desencadenar una enfermedad pero también por las dificultades para acceder a la salud como no tener un centro sanitario cerca o que éste no tenga medicinas o que una familia no tenga dinero para pagarlas.

“Las enfermedades que van a tener más relación directa con la desnutrición son todas las infecciosas como el sarampión, el dengue o el paludismo, por ejemplo”, abunda la experta.

Sobre todo afecta a los mas vulnerables, que son los menores de cinco años. De hecho, Escruela subraya que hay evidencia de que el 50 % de la mortalidad de los menores de esa edad tiene relación con la desnutrición. Desde organizaciones como MSF trabajan precisamente para que eso no ocurra.

“En una crisis alimentaria, la franja de niños menores de cinco años es la que te vas a encontrar. Cuando la crisis se agrave afecta también hasta aquellos menores de diez años”, señala.

La desnutrición infantil se aborda de una manera u otra en función de la gravedad.

“Una herramienta de oro” para la detección

Para medir el grado de desnutrición se utilizan medidas antropométricas, es decir, la talla y el peso del niño. También la cinta métrica para medir el perímetro braquial (PB/MUAC), “una herramienta de oro” porque “es muy sencillo identificar rápidamente a los niños que tienen más riesgo de mortalidad”.

“Si tú coges la cinta y el perímetro mide menos de 115 milímetros, que es un poquito más que una moneda de dos euros, eso es malnutrición aguda severa”, explica Escruela.

En esos casos hay que volver a valorar para saber si, además, el menor tiene una complicación médica. Si no la hay, podría tratarse en el ambulatorio con alimentos terapéuticos listos para el uso.

“Esos alimentos preparados se abren y se pueden comer directamente. Es una pasta hecha a partir de cacahuete y tiene vitaminas y minerales. Tiene proteína de alto valor biológico y aporta suficiente energía”, detalla la referente de nutrición de MSF.

Va acompañado de un tratamiento médico sistemático a base de antibiótico y desparasitantes. Una vez a la semana se vuelve a chequear el estado de salud del menor. Tienen que tomarlo diariamente durante unas cuatro o cinco semanas, que el es tiempo, normalmente tardan en curarse.

En el caso de que haya una complicación añadida hay que hospitalizarle seguro.

“Entonces utilizamos leches terapéuticas que son específicas para tratar una desnutrición aguda. Es como la fórmula infantil, pero es específica para los niños malnutridos”, incide.

Puede ocurrir también que el niño no tenga una complicación médica pero tampoco apetito. En ese caso también hay que hospitalizarle para asegurarse de que el niño puede comer.

Alimentos locales

Otro grado menos grave es el moderado. Estos niños tienen un perímetro braquial de entre 115 y 125 milímetros. En este caso, se trata de que se alimenten con productos locales y evitar así que pasen a otra fase más severa.

Son alimentos que se preparan a partir de cereales locales más leguminosas. “Suele ser arroz con judías secas”, añade.

La mezcla tiene los hidratos de carbono y proteínas necesarios.

“Se le dice a la madre que cuando prepare el alimento le añada una cucharada de azúcar y otra de aceite. Eso lo que hace es prevenir que el niño caiga en un grado más severo”, resalta.

Sudán, gran preocupación

Uno de los países que más preocupan a MSF por la desnutrición infantil en estos momentos es Sudán, de hecho es “la gran preocupación” ya que debido a la guerra, la ayuda humanitaria tiene muy poco acceso.

“También siempre lo que es el Cuerno de África, como Somalia, Etiopía. Toda esa parte nos preocupa mucho. Y luego la banda del Sahel como Níger, Malí o Burkina”, afirma la responsable de nutrición de MSF.

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