Para el escritor español Javier Sierra, ganador del Premio Planeta de Novela 2017 con la obra el ‘Fuego Invisible’, el ser humano es una criatura que necesita mitos, esos mismos que centran su obra cargada de esoterismo y misterio.

“El ser humano es una criatura que necesita mitos. La inteligencia, de alguna manera, nos obliga a buscar una explicación a las cosas, aunque a veces sea provisional y falsa”, dice a EFE el autor nacido en Teruel, España, y que se encuentra en Panamá por la Feria Internacional del Libro, del que su país natal es invitado de honor.

Para Sierra esto lleva al ser humano a buscar respuestas y eso es “lo que está detrás de la construcción de los grandes mitos”.

“Dios, por ejemplo (…), es un término que enmascara nuestra ignorancia sobre el origen o el motor de la naturaleza. Como no lo conocemos, lo antropomorfizamos de alguna manera, y le damos un nombre y así pensamos que lo controlamos”, señala el escritor.

Y resalta: “Pero si no es Dios, son los espíritus o son los extraterrestres, son esas respuestas irracionales que damos a preguntas racionales”.

Su secreto para llevar adelante sus obras, tales como la ‘Cena Secreta’ (2004) o ‘El Fuego Invisible’ (2017), es escribir como “un niño curioso” que para narrar “mantiene los ojos de la infancia muy abiertos” donde todo es nuevo, sorprendente, luminoso y sin “pudor en hacer preguntas”.

“El hábito de preguntar es algo que vamos perdiendo con los años. Creemos que la edad nos da conocimiento sobre el entorno y lo que nos da en realidad es una falsa seguridad porque el conocimiento hay que conquistarlo día a día”, sostiene.

Afirma, además, que uniendo esos dos elementos, la mirada de niño curioso y que hace preguntas, se configura una personalidad que trata de “cultivar y expresar” en su literatura.

Sierra reconoce que hay muchos elementos que le llaman la atención en la historia de América, como las culturas precolombinas, especialmente la Inca (Perú) y la Azteca (México), que han inspirado parte de su obra.

“Me fascinaba que una sociedad compleja, por ejemplo, como la de los Incas, que estaba muy bien estructurada y, desde cierto punto de vista, a la europea, con una pirámide de poder muy claramente establecida, hubiera sucumbido a la llegada de los españoles y por una cuestión de creencias”, resalta.

Para el escritor la caída del imperio Inca puede tener como causal un “factor profético” que no se tiene en cuenta suficientes argumentos para explicar ese momento histórico.

“Si los incas no hubieran tenido profetas que hubieran dicho que calendáricamente llegaba un ciclo nuevo y que los dioses antiguos podían regresar y cambiarles, no se hubieran rendido a los españoles”, sostiene Sierra.

Fue más allá al señalar que “esa misma injerencia de la fe, de la religión profética” la encontramos en la historia de la caída de los aztecas, con la llegada de Hernán Cortés a Tenochtitlán (México).

“Ese concepto me fascina, como los españoles llegaron en un momento que estaba en los mitos de aquellos pueblos y es un tema que desde el punto de vista narrativo tiene una potencia extraordinaria. Todavía no la he aplicado a ninguna de mis novelas, pero creo que lo haré porque me fascina desde hace mucho”, subraya.

El escritor y periodista no cierra la puerta a que Panamá pueda estar dentro de sus investigaciones o la trama de alguna de sus novelas.

“Yo veo a Panamá como el lugar en el que se pliega el planeta. Ese vértice en el que uno puede venir de Asia, África o del fondo del Mediterráneo y cruzarse en un punto de inflexión como es el Canal. Un lugar donde se cruzan en época el mayor comercio de la historia de la humanidad, todas las culturas. Hay desde luego suficiente potencia como para desarrollar una buena trama”, dice.

A Sierra, el Canal de Panamá, que visitó durante los días en el país por la Feria del Libro, le despierta su atención sobre todo la figura de Ferdinand de Lesseps, quien fue el encargado de realizar el proyecto francés para esa importante vía interoceánica, que finalmente fracasó pero sirvió de base para que los estadounidenses lo concluyeran, y el Canal de Suez, las dos ambiciosas obras de ingeniería civil del siglo XIX.

“Me fascina la personalidad de Ferdinand de Lesseps, el creador del Canal. Lo descubrí en el Canal de Suez (…) y en el del caso del Canal de Suez, hay muchas intrigas que siempre me han interesado que serían trasladables a la epopeya de la creación del Canal de Panamá”, concluye. 

EFE

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