Bañarse por las mañanas o hacerlo por las noches conlleva diferentes beneficios para el cuerpo, pero ¿Qué dicen los expertos al respecto? 

Si bien hay especialistas que aconsejan la ducha por las mañanas, puesto que te despierta, ayuda a activar el sistema nervioso, te pone en alerta, estimula tu creatividad, la energía y las ganas de ponernos en acción. Por ello, a las personas a las que les cuesta despertarse y empezar a funcionar, una ducha por la mañana puede resultarles muy beneficiosa.

También se ha encontrado que el darse un baño al amanecer dejará tu rostro y tu cuerpo limpio y listo para el día. Ese sentimiento de haberte bañado te dará la confianza para emprender el día con un toque de felicidad.

Es la manera perfecta de hacer multi-tasking. Te aseas, lavas tu cabello y cepillas los dientes.

Sin embargo, la mayoría de médicos y psicólogos consideran que resulta más beneficioso ducharse por las noches. 

Darse una ducha nocturna tiene un efecto relajante ya que ayuda a reducir los niveles de cortisol, la hormona que se genera con el estrés, por lo que al ducharte por la noche te sentirás más tranquilos y relajados. Además, tras un día de ajetreo, trabajo o ejercicio, alivia las tensiones musculares que se han ido acumulando.

Y, por otro lado, ayuda a tus ritmos circadianos, que tienen que ver mucho con la luz y la oscuridad. El sueño se inicia una vez que la temperatura del cuerpo ha bajado y por eso el cuerpo necesita enfriarse a medida que se acerca el momento de dormir. 

¿Cuál es la temperatura ideal del agua para ducharse?

Se dice que el agua fría aumenta el estado de alerta, estimula la circulación sanguínea e incrementa los niveles de dopamina.

Mientras que el agua tibia disminuye la presión arterial, facilita la conciliación del sueño y mejora la calidad del descanso nocturno.

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