El escritor colombiano Juan Gabriel Vásquez consideró, en una entrevista con Efe en Madrid, que el régimen de Venezuela es “abiertamente una dictadura” y que, como en el caso de Nicaragua, tenderá a radicalizarse.

“Churchill decía que un dictador es un hombre subido en un tigre: no se puede bajar porque el tigre se lo va a comer, y los tigres están cada vez más hambrientos”, manifestó Vásquez (Bogotá 1973). El escritor teme que éste sea el destino de regímenes como Nicaragua o Venezuela: “Su historial de corrupción, de violencia, de violaciones a los derechos humanos va siendo tan largo y evidente que no les queda más remedio que seguir subidos en el tigre y radicalizarse aún más”, consideró. A su juicio, Venezuela “es abiertamente una dictadura” porque “ha robado unas elecciones, ha cometido fraude, ha engañado al mundo entero, comenzando por los venezolanos. El peor escenario posible ya se está cumpliendo”, que es la transformación del presidente venezolano Nicolás Maduro y su Gobierno en “la nueva Nicaragua”.

El escritor colombiano participó en una conferencia sobre el centenario de La vorágine, de José Eustasio Rivera, una obra que denuncia el maltrato recibido por indígenas a finales del siglo XIX y a la que Vásquez calificó como “sofisticada”. Rivera quiso hacer “un documento de denuncia, pero también una novela y una obra de arte. No creo que la literatura tenga una obligación”, agregó el autor de El ruido de las cosas al caer, ganador del premio Alfaguara de Novela (2011) y el Real Academia Española (2014) y distinguido con la Cruz de Oficial de la Orden de Isabel la Católica (2018).

Vásquez admitió que la ficción es el género donde se siente más cómodo, ya que es su “medio natural. Donde más cómodo me siento es en ese terreno, que es el terreno de lo incierto, de lo gris, de la duda, de buscar el lado invisible de las cosas visibles, de un mundo de preguntas más que de respuestas y un mundo donde la duda y la incertidumbre son nuestra manera de vivir”. Las ficciones iluminaron su mundo y le brindaron una forma de estar en él, y sus novelas “tratan de poner en escena ese espacio en el que las fuerzas sociales, la historia, la política, irrumpen en la vida privada de la gente y la transforman. La ficción llega a lugares de lo que somos y de lo que hemos hecho, a los cuales ni la historia del periodismo, que hace tantas cosas tan maravillosamente, puede llegar. Y visitar esos rincones e iluminarlos y saber qué es lo que sucede allí se me ha convertido en una obsesión”.

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