Un grupo en representación de más de 100 científicos y profesionales de la salud ha expuesto en España la declaración firmada “Futuro sin Tóxicos”. Esta iniciativa, promovida por la Fundación Rezero, reclama medidas urgentes ante la alarmante exposición a sustancias tóxicas derivadas del plástico y otros productos de uso cotidiano.
Según la Fundación Rezero, impulsora de la Declaración Futuro sin Tóxicos, el 70 % del gasto sanitario se destina a paliar enfermedades crónicas relacionadas con problemas medioambientales pues diariamente estamos en contacto con productos que, aunque están en el mercado, no son seguros.
El objetivo de la declaración, entregada y explicada a la Presidenta del Congreso, Francina Armengol, es exponer las evidencias e interpelar a los diferentes partidos políticos y al Ministerio de Sanidad a tomar medidas urgentes y acelerar el proceso de revisión de la normativa existente.
“Los gobiernos deben estar a la altura de la situación y actuar para proteger la salud pública”, expone Rosa García, directora general de Rezero.
Rezero es una fundación sin ánimo de lucro que se constituyó hace 20 años por parte de la entidad ecologista CEPA (Centre d’Estudis i Projectes Alternatius) y la Federación de Ecologistas de Cataluña. Su objetivo es buscar soluciones nuevas para alargar la vida de los productos y materiales facilitando su reutilización y para eliminar la generación de residuos domésticos. Con el paso del tiempo se han unido a la iniciativa la Universitat Politècnica de Catalunya, el Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals UAB o el Ayuntamiento de Torrelles.
Toxicidad invisible
Según la declaración, uno de los principales problemas es que no se dispone de suficiente información sobre la composición de los productos.
Se trata de productos derivados del petróleo de uso cotidiano y de una toxicidad lenta pero persistente, indica la fundación.
Ante el aumento a la exposición a materiales y sustancias químicas presentes en productos habituales de consumo como alimentos, envases, utensilios de cocina, textiles, plásticos, artículos de limpieza e higiene, los científicos han expresado su preocupación.
A pesar de que se ha demostrado la toxicidad de muchos compuestos, se desconocen los efectos que pueden tener las sustancias al acumularse en el organismo debido a la exposición continuada, produciendo el llamado efecto de cóctel químico.
El cóctel químico consiste en una mezcla de sustancias que puede causar efectos adversos, incluso si todos los componentes están presentes a niveles aparentemente seguros.
La declaración subraya que la propia Estrategia Europea de Sostenibilidad para las sustancias químicas reconoce la necesidad de reforzar, simplificar y consolidar el marco jurídico de la UE en materia de toxicidad.
Efectos en la salud
La presencia de tóxicos parece contribuir a múltiples problemas de salud como, por ejemplo, alterar el funcionamiento natural de las hormonas.
Un ejemplo es los disruptores endocrinos, que son sustancias que alteran el equilibrio hormonal y, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) contribuyen al desarrollo de:
- Problemas reproductivos
- Problemas del neurodesarrollo
- Diabetes
- Cáncer de mama, endometrio, ovario, próstata, testículo y tiroides
Las investigaciones citadas por la declaración señalan que no hay un nivel de exposición seguro a los disruptores endocrinos ya que pueden actuar de forma combinada y desde hace más de 20 años existen evidencias sobre su impacto negativo.
Además, añaden que el tratamiento de las enfermedades derivadas de la exposición a tóxicos supone un coste en salud pública. Por ejemplo, se ha estimado que los costes adicionales para tratar las enfermedades derivadas de la exposición a disruptores endocrinos son de 217.000 millones de dólares anuales para la Unión Europea.
“No es casualidad que el 70 % del gasto sanitario se destine a paliar enfermedades crónicas relacionadas con problemas medioambientales”, apunta el Doctor Juan Antonio Ortega.
Grupos más afectados
El informe presentado ante el Congreso de los Diputados, también destaca que los grupos de población más afectados a la exposición a los disruptores endocrinos son los bebés en gestación, a causa de la exposición intrauterina.
“Los niños y niñas son uno de los grupos de población más sensibles a los tóxicos y no pueden decidir sobre su futuro”, explica la doctora Elena Codina, y añade, “hay que aplicar el principio de precaución para la salud y supervivencia de las generaciones futuras”.
Otro grupo afectado son las mujeres debido a su sensibilidad a los efectos hormonales. Como estas sustancias pueden afectar a la regulación del desarrollo embrionario y fetal, pueden provocar efectos adversos en la descendencia.
La generación de residuos
La Declaración por Un Futuro sin Tóxicos observa que normalmente se aborda la problemática de la generación de residuos desde el punto de vista de la complejidad que supone su gestión. Sin embargo, la declaración quiere destacar el peligro de la presencia de sustancias tóxicas en los componentes de los mismos residuos.
“Los tóxicos persisten en el medio. Aún estamos expuestos a tóxicos que se prohibieron hace treinta años y no se paran de producir sustancias tóxicas nuevas que, además persisten en el reciclaje: hay que apostar por la prevención”, alerta la doctora Ethel Eljarrat.
Cuando se recicla un producto que contiene componentes tóxicos, se corre el riesgo de que estos se vuelvan a introducir al circuito de consumo, perpetuando el peligro que suponen para la salud y el medio ambiente. Además, su presencia dificulta el modelo de economía circular.
Reclamaciones por un futuro sin tóxicos
Para reducir los costes del sistema de salud asociados a las enfermedades derivadas de la exposición a tóxicos y fomentar la innovación en el ámbito de químicos seguros, la “Declaración Futuro Sin Tóxicos” liderada por la fundación Rezero reclama la atención de las autoridades.
“Hay miles de evidencias y hemos gastado demasiado dinero público en estudios que siempre nos enfocan al mismo problema; necesitamos de una vez por todas leyes ambiciosas que enfoquen hacia la solución”, afirma el doctor Nicolas Olea.
Por ello, equipos de investigación científica, profesionales del mundo de la salud, entidades y organizaciones reclaman un marco normativo europeo, estatal y autonómico que garantice los siguientes puntos:
- Cumplimiento de precaución en el diseño y fabricación de los productos.
- Transparencia de información por parte de la industria sobre la composición completa de los productos que entran al mercado.
- Estudio de todas las sustancias presentes en productos de consumo y evaluación del riesgo de exposición para las personas.
- Estudio y regulación de las sustancias por grupos de sustancias según estructuras y riesgos que puedan producir efectos similares.
- Estudio y regulación de las sustancias teniendo en cuenta el efecto cóctel, su posible acumulación en el organismo y la exposición continuada.
- Prohibición de las sustancias tóxicas conocidas y eliminación de su presencia en productos y artículos de consumo.
- Cumplimento de la normativa existente (REACH y la hoja de ruta de restricciones propuesta por la Comisión Europea) y aceleración del proceso de revisión del actual sistema.
- Aplicación de nuevas normativas basadas en el conocimiento científico que apliquen el principio de precaución, además de ser claras, concisas con una visión a medio y largo plazo.
- Mecanismos de control, seguimiento y sanción que den cumplimiento a la normativa actual y futura.
- Consideración de todos los criterios mencionados anteriormente en la actividad y funcionamiento de la administración pública.
- Desarrollo de campañas de sensibilización e información y educación dirigidas a la ciudadanía.