Un grupo de arqueólogos de instituciones científicas de México confirmó la existencia de una red de cámaras funerarias y túneles que permanecieron ocultos debajo del sitio arqueológico de Mitla, ubicado en el estado de Oaxaca, informó el portal Heritage Daily.

Mitla fue fundando en el año 200 d.C. como un poblado fortificado y luego como un cementerio por los habitantes de la cultura zapoteca, una de las civilizaciones precolombinas más antiguas de Mesoamérica. El nombre actual de este sitio proviene de la palabra náhuatl ‘Mictlan’ que significa ‘lugar de los muertos’.

También es conocido en lengua zapoteca como ‘liobaa’, que significa ‘casa de descanso’. Según la leyenda local, los zapotecas construyeron una compleja red de túneles debajo de su ciudad para que sirviera de entrada al inframundo.

En un relato escrito en 1674 por el padre Francisco de Burgoa se detalla que los misioneros españoles exploraron un laberinto de túneles y cámaras bajo las ruinas de un palacio monumental situado en Mitla.

Sin embargo, un siglo antes del relato de Burgoa, los miembros de un clero secular bloquearon la entrada a la red de túneles con ladrillos y morteros, para evitar que la población intentara ingresar. Se piensa que este acceso se encontraba debajo de la iglesia católica de San Pablo, que fue construida en el siglo XVI.

Podría confirmar los relatos

En septiembre y octubre del año pasado, los arqueólogos llevaron a cabo la segunda fase del proyecto Lyobaa en los grupos Adobe, Arroyo y Sur, que son parte de las cinco principales estructuras que conforman el sitio arqueológico. Allí se observó, mediante métodos geofísicos avanzados, una red aún más extensa de cámaras y túneles inexplorados debajo de estas tres estructuras.

Asimismo, los expertos mencionaron que visualizaron anomalías geofísicas subterráneas en los grupos Adobe, Arroyo y Sur, así como los posibles restos de una antigua escalera monumental debajo del piso de una gran estructura denominada como ‘Palacio’, ubicada en el grupo de las Columnas.

Por último, sostuvieron que estos nuevos hallazgos podrían confirmar las leyendas y relatos coloniales sobre un laberinto subterráneo perdido que supuestamente conduce al inframundo en el que creían los zapotecos.

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