La cantante de flamenco y pop rock Soleá Morente, que se encuentra en Rabat para protagonizar uno de los conciertos del Congreso Mundial del Flamenco del Instituto Cervantes, reveló que su padre «tenía miedo» a que ella y sus hermanos fuesen artistas.
Por ese motivo, estudió Filosofía Hispánica, ya que su padre le animó a conocer el mundo universitario del que ella misma acabó alejándose para dedicarse «a lo de toda la familia, la música», un camino que reconoció que no fue fácil, pero que «volvería a hacer», explicó en un encuentro con medios de comunicación.
Morente explicó su difícil camino para abrirse paso en el mundo de la música, en el que se caracteriza por mezclar el flamenco que aprendió en su familia con otros estilos más personales como el pop.
De su padre, que murió en 2010, cuando ella tenía 25 años, recuerda a alguien «excepcional» y «mágico» como persona, en una casa llena de arte que considera «una suerte en la vida».
«Era una persona tan excepcional, tan increíble, y eso es precisamente es lo que ha hechos que sus tres hijos nos queramos dedicar a la música sin ningún perjuicio», dice sobre ella y sus dos hermanos, Estrella y Kiki.
Luego, reconoce, al tomar la decisión de la música y salir «fuera», el camino fue más accidentado de lo que preveía. «No ha sido fácil, y si dijese lo contrario mentiría; no me ha sido fácil, es una responsabilidad muy grande».
«Hay una expectativas muy altas, es el precio que se paga por ser hija de alguien importante en el mundo al que te dedicas, tienes un acceso directo a lugares que otras personas, que no vienen de esa casta, no lo tienen», reconoce.
Aún así, Soleá Morente «volvería a hacerlo», volvería a editar sus álbumes, el último en 2021 y dedicado a su padre Enrique Morente y a su madre Aurora Carbonell, bailaora.
«Mi padre como persona era tan fantástico y tan mágico. En el fondo, él tenia una especie de miedo a que nos dedicásemos a esto. Sobre todo a mi, porque lo de Estrella era algo imparable. Estrella ha sido una estrella desde que nació, es artista desde muy chiquitita y ni nos planteábamos que no se dedicase a eso».
Manifestó que estudió Hispánicas porque su padre le animó a conocer «el mundo de la universidad», con la advertencia siempre hacia la música de «cuidado, cuidado que esto no es fácil». «Y efectivamente no ha sido fácil, pero por otra parte es maravilloso poder dedicarte a lo que realmente te gusta, que es el arte».
Como artista, dijo que se concibe como «emisor y receptor al mismo tiempo».
«Lo que canto es lo que me pasa, lo que le pasa a los demás, lo hago desde una necesidad vital para entenderme yo y que mi testimonio le sirva a alguien», señaló.
Soleá Morete destacó también que canta además «siempre desde la alegría», algo que le proporciona el flamenco porque «se puede cantar por alegrías un drama tremendo».
«Me gusta retratar la realidad cotidiana y hacerla converger con la literatura popular del flamenco, unir esos polos opuestos». Todo, resume, para «quitarle un poco de peso al dramatismo con la cotidianidad y el momento», añadió.