El escritor vasco Fernando Aramburu aseguró este lunes que la escritura sirve como «antídoto contra la nostalgia» y que pese a llevar varias décadas viviendo fuera no ha roto el «cordón umbilical» con su país de procedencia, en una entrevista con EFE dentro de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.

«Está la cuestión de lo que uno deja, su pasado su infancia, sus padres, sus amigos, esto interpela muy fuertemente a uno que escribe. Recordar por escrito lugares, personas, del lugar que uno abandona estimula mucho a creación literaria. Sirve, además, de antídoto contra la nostalgia», afirmó Aramburu.

Por ello, agregó que intenta estar informado de la actualidad y no se desentiende de la realidad.

«No dejo de mirar a diario las necrológicas del periódico de mi ciudad, a veces me llevo alguna sorpresa, triste sorpresa. No he roto el cordón umbilical con mi país de procedencia», aseveró con una ironía algo oscura.

Para Aramburu, ese lugar es el País Vasco, que dejó para mudarse con su mujer a Alemania en la década de 1980, y donde ha llevado a cabo media vida.

«No sabría decir si realmente en el caso de que me hubiera quedado a vivir para siempre en mi tierra habría escrito lo mismo, los mismos libros, no desde la misma perspectiva, eso seguro que no. Lo que sí puedo decir es que la única perspectiva es la que he dispuesto, es decir la de un vasco residente en el centro de Europa», agregó.

Y, abundó más: «Fui niño, adolescente y también joven en el País Vasco, y claramente yo he realizado los principales aprendizajes de cualquier persona en ese lugar. Y conozco a mis paisanos. Cualquier conflicto humano que se me pueda ocurrir es muy probable que yo lo traslade al País Vasco, porque es el escenario con el que estoy más familiarizado, y se me siento muy cercano a la fauna humana, con perdón».

Receló, no obstante, de la tendencia a «reunir a masas humanas en su conjunto: ´el pueblo´, ´los suizos´, ´los americanos´, como si fueran todos uniformes, y de esa manera con un simple vocablo los nombramos»

«Eso, un novelista no se lo puede permitir», dijo.

Especial relación con la muerte en México

El escritor, autor de la exitosa novela «Patria» sobre el terrorismo en el País Vasco, presenta en la FIL «El niño», una novela corta sobre las diferentes manera de la gente de «enfrentarse a la muerte o sucumbir al dolor», también ambienta en esa región del norte de España.

Sobre ello, reconoció la especial relación existente en México, algo que le despierta curiosidad.

«He tenido la ocasión de hablar con algunos lugareños sobre mi novela y concretamente sobre la distinta consideración que en los países se tiene de la muerte, no sólo de la propia, como conciencia de nuestra condición pasajera, también de la de nuestros seres cercanas», señaló Aramburu, de 65 años.

A su juicio, explicó, «en la cultura mexicana hay una propensión a negar la muerte de manera mucho más intensa que en otras culturas, me parece muy humano este esfuerzo de negar la muerte de los muertos, por la vía de recordarlos, de conversar objetos suyos».

«Me resulta simpático, mostrar la muerte desde flancos más bien informales, incluso divertidos. Es una manera de no ser cómplice de la muerte y romperlo, negarlo, anularlo todo», concluyó.

Aramburu y la madrileña Rosa Montero inauguraron este domingo el Salón literario de la FIL, la mayor feria del libro del mundo en español y en la que España es el país invitado de honor, con una conversación llena de humor acerca del placer de leer, del oficio de la escritura y de lo que esto significa en sus propias vidas y las del público lector. 

EFE

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