El viernes por la noche, el presidente de Argentina, Javier Milei, dirigió a sus seguidores en redes sociales a un sitio que pretendía recaudar dinero para pequeñas empresas del país utilizando criptomonedas.

Al otro lado del mundo, el empresario de divisas digitales Hayden Davis vio cómo el valor del token Libra, una de las llamadas memecóin que ayudó a lanzar, comenzaba a dispararse. Su valor de mercado superó los US$1.000 millones, luego los US$2.000 millones y llegó a superar los US$4.000 millones.

Cuando se desplomó, como suelen hacer estos tokens, la presidencia de Milei en Argentina entró en crisis. Inversionistas como Dave Portnoy, fundador de Barstool Sports, sufrieron grandes pérdidas y calificaron al token como “la mayor estafa de todos los tiempos”. El propio Davis, en una publicación posterior en las redes sociales, reconoció que obtuvo algunos beneficios a pesar de las caídas.

Los acontecimientos son ahora objeto de una investigación interna del gobierno. Destacados miembros del mundo de las criptomonedas se señalan unos a otros mientras Milei intenta recuperarse de un desprestigio político.

“La saga Libra es una farsa”, dijo Henry Elder de UTXO Management. “Es una cruda ilustración de que la actual cosecha de criptolíderes carece de toda brújula moral”.

Mientras tanto, Milei se dirige a Washington esta semana con la esperanza de reunirse con Donald Trump. El líder argentino quiere asegurarse el apoyo del presidente estadounidense para que su país reciba más dinero del Fondo Monetario Internacional en un nuevo programa que aún está en negociación, así como posibles exenciones de los aranceles de Trump.

Para agravar la confusión durante el fin de semana, se difundieron historias contradictorias. Después de que Libra se desplomara, Davis, director ejecutivo de Kelsier Ventures, dijo el sábado en un vídeo publicado en X que era asesor de Milei, y que estaba “trabajando con él y su equipo en una tokenización mucho mayor y cosas realmente interesantes en Argentina”. La oficina de Milei emitió entonces un comunicado en el que decía que Davis no tenía ni tiene ninguna conexión con el gobierno argentino”.

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