En el México de la 4T la información oficial del gobierno es la que da la presidenta de la república en su conferencia mañanera del pueblo, dando así continuidad a aquella cansina mañanera que inició en 2018 el expresidente López Obrador, arropada por “periodistas” y youtubers a modo.
En este país se acabaron los equilibrios y todo se centraliza en la oficina de la presidencia, que es la única instancia que tiene la verdad absoluta en todos los temas. Cuando menos esa es la insistente pretensión del poder ejecutivo federal.
Primero se sometió al poder legislativo, después se enterró al poder judicial y se colonizaron los entes independientes que antes eran autónomos. Ocurrió con varios de ellos ahora dóciles y obsecuentes, mientras que otros fueron cancelados o liquidados al gusto del que gobierna.
La semana anterior se liquidó al Coneval (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social) y sus funciones pasaron al INEGI. Y esto recuerda lo ocurrido en países como Argentina, donde en este siglo cada presidente llega con sus propios datos y estadísticas patito.
Así ocurrió con AMLO, el que acuñó aquello de “yo tengo otros datos”. Y esa cómoda salida la usó para todo aquello que el poderoso señor debía o quería informar en su papel de mandatario.
El Coneval tenía como lema institucional la frase “Lo que se mide se puede mejorar”. Cada año rendía informes sobre la pobreza y el rezago social en el país y en cada entidad federativa. El último dato que dio fue sobre la pobreza laboral a diciembre de 2024. En el ámbito rural la pobreza laboral creció 2.2 por ciento para pasar de 48.5% a 50.7%. En el ámbito urbano, la pobreza laboral pasó de 30.7 a 30.8%. Al cuarto trimestre de 2024 el indicador nacional ascendió a 35.4%. La pobreza laboral se refiere al porcentaje de la población con un ingreso laboral inferior al valor de la canasta alimentaria.
La desaparición del Coneval se concretó con 353 votos a favor, 126 en contra y cero abstenciones en la Cámara de Diputados. Todas sus funciones pasarán a manos del INEGI.
Y otros datos que debieran preocupar a los mexicanos los dio también la semana pasada el acreditado Centro de Estudios Espinosa Iglesias en su Informe sobre Movilidad Social en México 2025. En ese reporte señaló que 7 de cada 10 mexicanos que nacen en los hogares con menores recursos económicos, se quedan en condición de pobreza por ingresos; también informó que sólo una de cada diez personas con padres con primaria o menos, logran terminar sus estudios profesionales. La movilidad social se da cuando una persona alcanza un nivel de ingreso o un grado educativo mayor que el de sus padres. Las conclusiones indican que México se encuentra reprobado en movilidad social de una generación a otra.
Otro aspecto para meditarse a profundidad es el hecho de que al cierre del 2024 México destinó el 3.4% del PIB al pago de intereses de la deuda pública y sólo el 2.7% del PIB a la salud.
Y estamos tan mal en el sector salud de México, que el famoso “Doctor Muerte de la pandemia Covid”, el doctor Hugo López-Gatell, criticado hasta el cansancio por toda la sociedad, ha sido promovido por la doctora Claudia Sheinbaum para irse como representante de México ante la Organización Mundial de la Salud. México, en los tiempos del Covid, ocupó el cuarto lugar mundial como el país que peor manejó la pandemia.
Qué triste que en esta gran nación, cuyo mando fue capaz de cerrar y liquidar el Coneval, en su cúpula palaciega impere la idea de que “lo que no se mide, no se puede mejorar”. Se comprueba que la ceguera gobierna el timón.










