Gilberto Mora fue la gran y refrescante irrupción de la Selección Mexicana durante la Copa Oro, el juvenil de 16 años y ocho meses (cumplirá 17 el 14 de octubre) no sumó ni un solo minuto durante la primera fase, pero desde los Cuartos de Final se posicionó en el once titular y ya no salió, mostró su gran calidad, su desfachatez para jugar y ahora ilusiona de cara al Mundial 2026.

En los juegos ante República Dominicana y Costa Rica se quedó en el banquillo, mientras que ante Surinam tuvo que ver el juego desde la tribuna; sin embargo, se suscitó la lamentable lesión de Luis Chávez que obligó al ‘Vasco’ Aguirre a moverle a su alineación.

El jugador del Dinamo de Moscú se rompió el ligamento cruzado anterior y se barajaban distintos nombres para suplirlo: César Huerta, Orbelín Pineda, reforzar la contención con Erik Lira, pero el estratega de la Selección Mexicana sorprendió a todo mundo tras incluir a Gilberto Mora en los Cuartos de Final ante Arabia Saudita.

En ese momento, el volante de Xolos se convirtió en el jugador más joven en disputar un partido oficial con la Selección Nacional con 16 años y 257 días. Y lo hizo de buena forma, no se achicó pese al juego físico de los árabes, tocó fácil, le dio sentido a las jugadas, se animó a disparar de media distancia, en fin, nada mal para un debutante.

Pero el juego que lo catapultó fue la Semifinal ante Honduras. Los catrachos fueron más intensos, trataron de ablandar al juvenil mexicano, le hicieron entradas muy fuertes, pero de nueva cuenta, Mora no se achicó, pidió más el balón. Y entonces, apareció en los linderos del área, se sacudió la marca de un defensa y asistió para el gol de Raúl Jiménez.

En la jugada siguiente desbordó pegado a la banda izquierda y metió una diagonal retrasada para el arribo del ‘Piojo’ Alvarado, quien le entregó el balón a los brazos del arquero a bocajarro. Ese fue el gran examen de Mora, quien jugó 77 minutos y salió debido al cansancio en las piernas.

Se pensaba que el ‘Vasco’ Aguirre no lo pondría de inicio en la Final ante Estados Unidos, pero Mora volvió a sorprender al estar en la alineación. Y se le notó más suelto, ensayó un par de disparos de media distancia, le dio continuidad a los ataques del Tri, pisó el balón, lo pidió en cada momento, tomó la responsabilidad de los embates ofensivos y trató de asociarse con Raúl Jiménez, jugando como satélite a su alrededor durante 75 minutos.

El título de la Concacaf fue una consagración para México como bicampeón del área, pero también significa la ilusión que genera un adolescente de 16 años con su futbol y su desparpajo, llegó a refrescar a la Selección con la clara esperanza de que se refrende dentro de un año en el Mundial 2026. Que vaya cumpliendo cada uno de sus procesos.

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