La información veraniega en México reúne todo tipo de acontecimientos y de percepciones entre la gente consumidora de notas y de noticias. A veces ocurre algo que sólo dio la nota, algo que se hizo notable, que circula con algarabía, pero que impacta poco y se olvida al instante. Y hay noticias que tienen cierta relevancia, pero que sólo funcionan como el aperitivo de entrada en un comelitón ranchero. Los invitados esperan el platillo principal y la bebida generosa con suficientes grados de libertad.
Y en la mesa de todos hay incluso díceres o informaciones lejanas que pasan como relámpagos y que sólo merecen un “ah, qué bien” o “ah, que mal”. Algo así está sucediendo con el acontecer nacional o mundial. Hay de todo y para todos los gustos.
En México la cúpula cuatroteísta está conmemorando los 700 años de la fundación de Tenochtitlán (1325), como suelen celebrar o premiar a los nuevos “artistas”, “científicos” y “prohombres” surgidos entre sus filas. Quieren que la sociedad los abrace como valiosos, o como si esta no tuviera criterio y hubiera nacido en 2018 bajo un engañoso cielo guinda. Cuidado y tengas luces u obras reconocidas, porque eso será tu pasaporte al nebuloso mundo de la indiferencia de los cuatroteros. Ellos quieren gente nueva y suya, con todo y sus mediocridades. Por esos tristes signos “diferentes”, el grueso de la población espera sentada sus resultados de gobierno, mientras tanto miran escépticos esta clase de iniciativas. Cuidado con los obradoristas, ellos quieren reescribir la historia y la idiosincrasia nacional.
En el caso de los aranceles de Donald Trump, este esquema amenazador, distractor y especulador, sólo sirve para ocasionar el detenimiento de la economía de los países afectados y de Estados Unidos. Falta tiempo para conocer realmente los efectos en la producción e impactos sociales.
El presidente Trump acaba de amenazar con un arancel del 30 por ciento a México a partir de agosto, porque no ha apoyado lo suficiente, según el rubio mandatario. La Unión Europea, por su parte, se dirige a una apertura con muchas otras naciones del orbe para enfrentar y/o contrarrestar las medidas gringas de castigo. Terrible en este momento, se piensa, pero mañana, el señor Trump puede decidir otras muchas cosas y ocurrencias mientras come cacahuates y bebe cerveza.
Y ahora, un pensamiento sobre las muertes invisibles. Algo que ya se volvió el lugar común es el de las guerras, las masacres y las invasiones. Sin embargo, hay todo un movimiento mexicano en redes sociales para mantener vivos, asuntos como la guerra de Ucrania o la invasión israelí en Gaza y sus decenas de miles de infortunados muertos y heridos. Y lo verdaderamente idiota es la posición e insistencia infantil de algunos asalariados y creyentes morenistas, que piden solidaridad con aquellas desgracias a miles de kilómetros de México, pero estos mismos son incapaces de mencionar acá entre los suyos, los cientos de miles de muertos que hubo en la pandemia de Covid y los más de doscientos mil asesinatos en las últimas décadas en México, debidas a los turbios arreglos del gobierno central con el narco y bandas delincuenciales (recordar los “Abrazos, no balazos”).
A esas mentes plañideras de mejillas dolientes del bienestar, habría que recordarles aquel dicho popular de “Candil de la calle y oscuridad en tu casa”.
Bien se sabe que las notas y las noticias envuelven al horizonte y hasta a la más objetiva mente humana. Por eso, el periodista Froylán Flores Cancela recomendaba reflexionar en que “No hay historia, hay historias”.










