Edmar Ariel Lezama*
El lunes 8 de septiembre la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) entregó a la Cámara de Diputados el Paquete Económico de 2026, el primero que le toca construir por completo a la actual administración Federal.
En el documento se conocieron los Criterios Generales de Política Económica, así como algunos mecanismos para mejorar la recaudación y la manera en que queremos gastar el dinero a lo largo del 2026.
Del documento completo resaltan dos temas, el primero de ellos es el sector salud y el segundo lo referente a educación.
Sobre las cifras presentadas en torno al sector salud, el dato principal es que como país seguiremos destinándole recursos equivalentes a menos del 3% del Producto Interno Bruto (PIB) (Brasil destina el 5%, Colombia el 6%) en un entorno en que la población en México crece a tasas de 0.9% por año con un mercado laboral que tiene tasas de informalidad cercanas al 55%.
Por tanto, estamos ante un escenario en que los recursos fiscales son ya en este momento insuficientes para intentar mejorar al sector salud, por lo que resulta pertinente plantearse escenarios como la unificación de todos los sistemas del sector salud (IMSS, ISSSTE, PEMEX, servicios estatales), realizar una reforma fiscal o comenzar a realizar cobros diferenciados por ciertos servicios.
En lo que se refiere a la unificación de todos los servicios del sector salud, la ventaja se centraría en una mejor organización administrativa lo cual tiene ventajas en el manejo del presupuesto, aunque con la desventaja de que su unificación y puesta en marcha llevaría mucho tiempo y los resultados se verían varios años después, por lo que de momento no resulta una opción viable.
Sobre el cobro para acceder a servicios de salud pública, el término correcto es copago y algunos países europeos lo utilizan al pagar cuotas simbólicas por la cantidad de días hospitalizados, el acceso a medicamentos contra enfermedades como cáncer o estudios médicos muy sofisticados.
El ejemplo clásico de copago es el noruego, en el que cada visita al médico, estudios clínicos o algún otro tipo de atención tiene un costo de 25 euros (550 pesos mexicanos aproximadamente) hasta alcanzar la cifra de 250 euros (10 visitas al médico; 5,500 pesos mexicanos aproximadamente), ya que, a partir de ese momento ya no se debe pagar nada más, sin importar si las siguientes visitas requieren de una hospitalización o cirugía mayor.
Aunque la medida podría dar un respiro financiero al sector salud, existe la limitante en México de que la tasa de informalidad laboral ronda el 55% y al menos esa parte de la población tendría dificultades para poder realizar el ya mencionado pago, sin contar a las personas desempleadas y que se encuentran en la búsqueda de un empleo.
Lo anterior hace difícil que el copago pueda ser implementado en México, sumado a que quien podría realizar esa aportación, preferiría atender ciertos padecimientos en el sector privado.
En este punto la única opción viable resulta plantear una reforma o miscelánea fiscal. Es probable que la reforma fiscal implique resistencias y discusiones fuertes de parte diversos personajes de la sociedad mexicana, peri una miscelánea fiscal en la que existan impuestos etiquetados al sector salud podría resultar en una opción más viable.
Bebidas azucaradas, golosinas, alimentos con exceso de sales o carbohidratos, así como alcohol y tabaco deberían tener impuestos etiquetados para el sector salud, lo cual en el corto plazo ayudaría a detener el deterioro en el sector y pensar en una reorganización rumbo al mediano plazo.
El Paquete Económico busca reducir la desigualdad social mexicana, pero los recursos existentes no alcanzan para eso y es hora ya de plantear una gran reforma fiscal o todos los servicios públicos se verán deteriorados a lo largo del tiempo.
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El autor es docente de Economía en la UNAM, coordinador del Programa Único de Especializaciones en Economía (Posgrado, UNAM).










