El programa “Camionetitas de la Salud”, implementado por el Gobierno del Estado de Veracruz en diciembre de 2024, nació como una estrategia para combatir el histórico desabasto de medicamentos en hospitales y centros de salud, provocado por los gobiernos de Morena, especialmente en zonas rurales y marginadas. Sin embargo, a casi un año de su puesta en marcha, persisten deficiencias significativas que impiden garantizar el derecho pleno a la salud en la entidad.

Cobertura parcial y medicamentos ausentes

A pesar de los avances reportados por la administración estatal, encabezada por la gobernadora morenista Rocío Nahle, que presume una cobertura del 83 % en los 212 municipios veracruzanos, múltiples hospitales y centros de salud siguen enfrentando escasez de medicamentos esenciales como antibióticos, analgésicos, insulina y medicamentos oncológicos.

Personal médico en distintas regiones denuncian que, si bien las camionetas han llegado, los insumos son insuficientes y muchas veces no incluyen los medicamentos más urgentes. A esto se suma la falta de insumos básicos como sueros, gasas, material de curación y hasta sábanas en hospitales públicos.

“Las camionetas llegan, pero con medicamentos que no siempre son los que más se necesitan. Las recetas se siguen quedando sin surtir”, relata una enfermera del Hospital Regional de Poza Rica.

Un sistema logístico limitado

Con solo 11 unidades móviles activas, más las 29 unidades de Rutas de la Salud incorporadas por el gobierno federal, recorren 26 rutas estratégicas, el programa enfrenta retos logísticos considerables. Las distancias, caminos en mal estado y dificultades para mantener inventarios actualizados agravan la situación. De acuerdo con fuentes oficiales, se prevé la compra de nuevas unidades para ampliar la cobertura, pero no se han anunciado fechas concretas.

Además, los centros de salud no cuentan con autonomía para solicitar los medicamentos faltantes, lo que genera un cuello de botella en la distribución, centralizada en almacenes estatales.

Expectativas políticas vs. realidad operativa

Durante el lanzamiento del programa, la gobernadora Rocío Nahle prometió una cobertura total y el abasto completo en todas las jurisdicciones sanitarias. No obstante, la misma administración ha reconocido que el problema persiste y que será necesario ampliar el programa y coordinarse mejor con el sistema IMSS‑Bienestar para atender la demanda creciente. Sin embargo, con la incorporación de Roberto Ramos Alor como delegado de este sistema, el problema no se ha solucionado, se ha politizado.

Organizaciones como el colectivo “Cero Desabasto” consideran que el programa tiene una función útil, pero es “una solución paliativa” que no resuelve de fondo los problemas estructurales del sistema de salud.

Urge una política integral

Expertos en salud pública señalan que para lograr una solución duradera se requiere más que unidades móviles. Es fundamental mejorar la planeación de compras, garantizar presupuestos suficientes, fortalecer la cadena de distribución y transparentar los datos de abasto en tiempo real.

“No se puede depender de camionetas para resolver un problema tan profundo. Es un paso, pero no el destino”, advierte un investigador del Instituto de Salud Pública de la Universidad Veracruzana.

A casi un año de su arranque, el programa “Camionetitas de la Salud” ha generado esperanza en comunidades donde antes no llegaban medicamentos. Pero esa esperanza convive con la frustración de ver recetas sin surtir y hospitales sin insumos. La salud pública no puede descansar sobre ruedas: requiere un sistema robusto, bien financiado y operado con visión de largo plazo.

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