“Gobernadora, después platica el chisme” la reprimenda pública que hizo la alcaldesa morenista de Minatitlán, Carmen Medel, a su compañera de partido la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, cuando “comentaba” algo con su secretario de agricultura, Rodrigo Calderón, en un evento en aquella ciudad del sur de la entidad.

Lejos de que ayer mismo se viralizará en las redes sociales y en medios de comunicación esa expresión original, la polémica se ha generalizado en el sentido de que son tan ‘amigas’, la alcaldesa y la gobernadora, que eso vale para exhibir y maltratar la investidura de la gobernadora porque se llevan pesado.

El comportamiento y amistad que puedan tener en privado ambas políticas lo conocen y lo soportan ellas, pero de que hay una falta de respeto mutua, la alcaldesa por tildar de “chismosa” a la gobernadora, y esta última, al no poner atención al discurso y demandas de la alcaldesa, está claro.

Por ello, es evidente que ambas políticas no se reconocen y tratan con formalidad y deferencia política, no saben separar a la persona del cargo, lo que demerita a las instituciones que representan y, desde luego, a cada una de ellas.

Esperemos que estas actitudes y “moditos” no se pongan de “moda” en Veracruz, donde se grita y exige respeto para la gobernadora, pero eso se gana cuando se procura y alienta la justicia, la legalidad, la dignidad y la pluralidad de los ciudadanos veracruzanos.

Ojalá que la titular del poder ejecutivo reflexioné: “nadie da tanto, como quien trata bien.”

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