Entrar en un edificio de viviendas, quizá el de la tuya, y ver las escaleras antes que el ascensor puede ayudar a que tu salud mejore. Y tener una vivienda con una terraza, no un balcón. Y una casa con una cocina diseñada de tal manera que la familia cocine junta y converse junta. La arquitectura saludable es justamente esto y en España existe un Observatorio encargado de impulsarla. Su presidenta, la arquitecta Rita Gasalla, nos cuenta el (sano) camino que quiere recorrer.
Arquitectos y arquitectas como ella, así como académicos, empresarios y demás profesionales del urbanismo, del diseño o de la construcción, integran un organismo joven aunque dinámico. Durante sus cuatro años de vida, el Observatorio de Arquitectura Saludable ha celebrado dos congresos en los que, además de concitar reflexión e inspiración, expone y promueve proyectos pioneros.
Dice Gasalla a EFE Salud que los objetivos de la entidad consisten, básicamente, en “integrar urbanismo y territorio en la conversación sobre salud pública” y en “fomentar medidas para un nuevo marco regulatorio” que permita, a su vez, que los espacios en los que vivimos no sólo ayuden a “conservar la salud, sino también a promoverla”.
“Pasamos el 90 % de nuestras vidas en espacios cerrados, y los espacios no son neutros. Nos afectan positiva o negativamente. Por ello, resultan claves el diseño, los materiales. Resulta clave cómo son esos espacios públicos o privados, cerrados o abiertos, para tener salud física, mental y social”, profundiza.
Arquitectura saludable en calles y plazas
Así que nos ponemos a mirar alrededor, dentro y fuera de casa. Te preguntas qué materiales forman techos y paredes, la vitrocerámica y el parqué. Y te preguntas por el revestimiento de la fachada, por el reflejo del marco de la ventana y por los adoquines con los que un grupo de operarios peatonalizan tu calle.
Pero ya se está haciendo arquitectura saludable, urbanismo saludable. La peatonalización, precisamente, es un ejemplo. “Se ha practicado en todas las grandes ciudades europeas con mucho éxito y ha mejorado los niveles de contaminación atmosférica y acústica de los centros urbanos”, recalca la arquitecta, quien subraya, de paso, que son estos tipos de contaminación los parámetros en los que más se fija la arquitectura saludable para construir su identidad y su finalidad.
Las ventajas de contar con calles peatonales son unas cuantas: propician que las personas anden, por lo que así se combate el sedentarismo; y al ir andando se relacionan mejor con el comercio de proximidad y con los vecinos; los niños y niñas, por otro lado, pueden jugar despreocupados del paso de coches. Corolario: más salud física porque caminas, y más salud mental y social porque interactuas.
Las demostraciones de arquitectura saludable son a veces de una sencillez llamativa. El Observatorio trabaja para que proliferen “plazas blandas” hechas con pavimentos permeables que retengan la humedad y luchen más eficazmente contra “las islas de calor”, en palabras de Gasalla. Recuerda la arquitecta que en España las olas de calor son un problema que urge encarar. Por ello, además de los pavimentos permeables, aboga por la proliferación de árboles de hoja caduca allí donde no reine el frío todo el año. “En invierno, al caer la hoja, hacen que el sol llegue a las personas que están en las plazas. En verano, dan sombra”, sintetiza.
Urbanismo de elección
La arquitectura saludable, en un edificio de viviendas, apuesta por que se vea antes la escalera que el ascensor para favorecer el movimiento. Apuesta por que haya terrazas, no balcones, para que las personas pasen más tiempo al aire libre. Apuesta por que las cocinas alberguen conversación y procesos compartidos, seña de identidad de nuestra cultura culinaria.
“La arquitectura –asegura Gasalla– permite generar espacios que favorecen comportamientos, y los comportamientos crean hábitos, y los hábitos pueden crear salud”.
Igual que no es lo mismo un parque sin apenas luz artificial que un parque bien iluminado, incluso de noche. Igual que no es lo mismo disponer, a poca distancia de la vivienda, de un parque con sendas peatonales y ciclables que disponer de un parque que no invita al ejercicio.
“Será la persona, claro, la que tome la decisión, pero la arquitectura y el urbanismo pueden ayudar a que la tome”, enfatiza la presidenta del Observatorio. Se llaman “arquitectura y urbanismo de elección”.
Todos los materiales son importantes
El Observatorio lleva a cabo una tarea de acopio y divulgación científica importante. También se está encargando de engrasar la relación institucional, especialmente con los ministerios de Vivienda, Sanidad y Transición Ecológica, y con los gobiernos autonómicos y municipales. De hecho, en el II congreso del Observatorio que se celebró hace unas semanas en Madrid la representación de las instituciones fue nutrida. Según señala Gasalla, “queda mucho por hacer”, sin embargo.
Se está haciendo y el propósito es que se haga más, entre otras cosas porque en decisiones como la elección de los materiales de nuestras casas reside una parte destacada del bienestar ciudadano. Vivir en casas que no aislan bien el ruido exterior, o la temperatura, ocurre a menudo… Seguro que nos suena.
“Todos los materiales que usamos son esenciales para la salud de las personas por muchos motivos. Por ejemplo, los materiales que emiten sustancias contaminantes al aire, cuando se demuele la casa o se desmonta, van a ir a un vertedero o a un espacio de reciclado, y es fácil que esos contaminantes se transmitan al subsuelo y al agua”, relata la arquitecta antes de poner énfasis, también como ejemplos, en el equilibrio entre humedad y temperatura o del aislamiento frente a las ondas electromagnéticas de aparatos tan comunes como… los teléfonos móviles.
Hacia un futuro mejor: tres proyectos y una ciudad ideal
Estos tres proyectos, contados por Gasalla, fueron presentados durante el II congreso del Observatorio, en Madrid, a primeros de octubre:
Proyecto 1. La propia Gasalla, junto a la arquitecta Raquel García Campillo, está diseñando “la primera aldea saludable” en el pueblo abandonado de Salgueiro, provincia de Ourense, allí donde la despoblación convive con la longevidad de unas gentes cuya salud se ha beneficiado de un entorno natural valiosísimo. Gracias a la IA y otras altas tecnologías, el objetivo es atraer población.
Proyecto 2. La neuroarquitectura nos dice que el diseño y los materiales del espacio pueden propiciar que estemos más serenos. En sus premisas se apoya “la sala de desescalada” que está promoviendo el Gobierno de Baleares, un entorno que ayude a personas con severos problemas de salud mental a no depender tanto de la contención física y de la contención química mediante fármacos.
Proyecto 3. Seguro que has notado el aire más puro y limpio en el campo después de llover. O en la orilla del mar. Es así porque la concentración de plasma atmosférico es considerablemente mayor, explica la arquitecta. Produce un efecto de confort y bienestar. Gracias a máquinas de producción de aire ionizado, estar en una sala cerrada puede ser beneficioso. ¿Y para enfermos de cáncer? En este proyecto está trabajando el investigador de la Universidad de Dublín Paul Gerard.
Ir andando o en bici, o en transporte público “de calidad y bien dotado”. Poder caminar por parques accesibles y seguros. Poder relacionarte con la vecindad en la calle, o en la plaza de al lado, mientras los críos juegan sobre un pavimento fresco y húmedo, a la sombra de los árboles… Así sería la ciudad futura ideal, describe Gasalla. Una ciudad de arquitectura saludable.










