Bárbara Mingo Costales/Letras Libres

  • El espíritu de la escalera, acuñado por Diderot, consiste en dar con una respuesta demasiado tarde. He aquí dos variaciones.

Hace unos días estuve escribiendo unas notas sobre Edward Lear y su hermana mayor, Ann, que lo cuidó como una madre desde que él tenía cuatro años hasta la muerte (de ella). Sus padres habían tenido veinte hijos y no podían hacerse cargo de ellos, así que Ann, que sacaba a su hermano la edad suficiente como para ser su madre, se fue de casa, pero no para fundar una nueva familia ni para recorrer el mundo, sino para llevarse consigo a su hermanito Edward. 

Yo no sabía que Lear había vivido con sus padres solo hasta los cuatro años. Seguramente fue beneficioso para él, en cierta manera, salir de esa casa donde no lo podían atender bien e irse a vivir con su hermana como si fuera un hijo único con su madre. Parece que Ann lo trató muy bien y los dos hermanos se quisieron mucho. Pero hasta después de haber entregado esas notas no me di cuenta de que lo infantil que hay en sus dibujos y en su sentido del humor puede revelar la tristeza del niño abandonado, el empeño, aun disimulado, de ser reconocido como un niño.

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Fuimos al pase de una película rarísima de ver en España, quizá nunca proyectada aquí desde su estreno en 1977. Era Le Théâtre des matières, de Jean-Claude Biette. Nos gustó mucho. El presentador, antes de la proyección, explicó cuánto le gustaban al director los juegos de palabras, como se podía comprobar por ejemplo en el hecho de que el título de la película se podía leer también como Le Théâtre de Mati Ères (si es que el francés permite el acento grave), lo cual era una broma o un malentendido que tenía lugar entre dos personajes, como si Mati fuese alguien que tuviese un teatro, y a la manera en la que Raymond Roussel o Alphonse Allais escribieron algunos de sus libros. En el coloquio posterior, muchas de las intervenciones daban a entender que se había comprendido la palabra matières como si el que salía en la película hubiese sido el teatro de las materias, confusamente asociadas esas materias con el reverso del espíritu, o también como si las materias fuesen los materiales, o como si la característica de ese teatro, lo que lo distinguía de los demás teatros, fuese que no era un teatro del espíritu sino un teatro de la materia (de las materias, en realidad). Esto se debe por supuesto a la pareja inseparable, pero a veces a la greña que forman materia + espíritu en nuestra concepción del mundo. Pero creo que en realidad ese teatro de las materias que salía en la película de Biette era un teatro de los temas, de los asuntos, un teatro en el que lo importante eran las cuestiones que trataba. Pero mientras estaba tratando de formular mejor mi intuición, el tiempo destinado al coloquio llegó a su fin, y ya los espectadores de la siguiente película tenían que entrar, de modo que no pude compartirla. Fue otra vez un caso de espíritu de la escalera. Lo anoto aquí.

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Me gusta y divierte mucho el carácter modular del español, cómo admite reordenar sus elementos de tantas maneras diferentes sin que el significado cambie aparentemente, aunque lo cierto es que, incluso sin llegar al extremo de “se venden sombreros para niños de paja”, cualquier recolocación en la frase altera algún sentido. Encontré en el periódico una frase que me gustó, quizá porque el sujeto era una palabra rara y que por su disposición parecía funcionar como adjetivo de la palabra escándalo, y que pruebo a reordenar según todas sus posibilidades. Lo que sea “Tapapiés” no afecta al juego, pero por si acaso aclaro que se trata de una especie de feria.

La frase original decía: “Este año realmente ha sido un escándalo Tapapiés”. Pero podría haber sido:

“Este año Tapapiés ha sido realmente un escándalo.”

“Este año Tapapiés ha sido un escándalo realmente.” 

“Este año realmente Tapapiés ha sido un escándalo.”

“Tapapiés realmente ha sido un escándalo este año.”

“Tapapiés ha sido realmente un escándalo este año.”

“Tapapiés este año ha sido realmente un escándalo.”

“Realmente este año ha sido un escándalo Tapapiés.”

“Realmente este año Tapapiés ha sido un escándalo.”

“Realmente Tapapiés ha sido un escándalo este año.”

“Realmente Tapapiés este año ha sido un escándalo.”

“Un escándalo ha sido Tapapiés realmente este año.”

Etcétera.

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