Apenas amanecía este lunes cuando el aparato de propaganda del gobierno estatal operaba a toda marcha. Voceros oficiales, opinadores a sueldo y aplaudidores de nómina repetían, casi al unísono, la misma línea: celebrar el cartón publicado por el diario Milenio en el que unos zombis exclaman: “¡Sólo nos queda la violencia!”.
La instrucción parece clara: presentar a los asistentes a la marcha de la Generación Z y a los del Movimiento del Sombrero como “golpistas y traidores a la patria”. Nada nuevo en el manual del oficialismo. Pero lo que sí llama la atención es la prisa, la coordinación y, sobre todo, el nivel de reacción frente a algo tan elemental como una caricatura política. Una narrativa que, más que convencer, evidencia desesperación.
Cuando un gobierno reacciona así a un cartón, lo que exhibe no es fuerza, sino preocupación. Y en este caso, el motivo está a la vista de todos: la percepción pública que tienen los veracruzanos de la gobernadora Rocío Nahle se deteriora más rápido de lo que sus operadores pueden maquillar.
Aunque el verdadero fondo del asunto podría ser otro: está por concluir el primer año del gobierno de Nahle y Veracruz no ve obras importantes, avances significativos ni una agenda clara de resultados. Los distractores estarán a la orden del día de aquí al 30 de noviembre, cuando menos.
Lo único visible, lo único sistemático, es la obsesión por controlar la narrativa y perseguir fantasmas. A falta de obras, el gobierno fabrica enemigos. A falta de resultados, fabrica discursos. A falta de rumbo, señala culpables.
Los veracruzanos retratan todos los días lo que sienten y viven: cansancio, frustración, incertidumbre. Y si un simple cartón es suficiente para desviar la atención de los graves problemas del estado, el aparato estatal se activa. Pero ese no es el verdadero apuro: el problema es un gobierno que no tiene nada que mostrar y todo que justificar.
Mientras tanto, los propagandistas seguirán gritando “traidores” a quien no aplauda. Y Veracruz seguirá esperando —sin mucha esperanza— que algún día se vean obras, avances, resultados.
Hasta ahora, lo único que se ha construido es la victimización y una larga lista de pretextos.










