En los corrillos políticos de Veracruz se afirma que la permanencia de Ernesto Pérez Astorga al frente de la Secretaría de Desarrollo Económico y Portuario (Sedecop) pende de un hilo tras su cuestionada comparecencia ante diputados durante la Glosa del Primer Informe de Gobierno. Su participación, marcada por respuestas vagas y ausencia de resultados contundentes, dejó una mala impresión en el Congreso y en la propia administración estatal.
La crisis se intensificó luego de que empresarios veracruzanos difundieran un video que exhibe la ineficiencia e incapacidad del funcionario para conducir la política económica de la entidad. El material circuló con rapidez entre cámaras empresariales y redes sociales reforzando las críticas sobre su falta de dominio en el área.
A este señalamiento se suma un antecedente que comienza a comentarse en voz baja: en el pasado, Pérez Astorga hizo quebrar una portentosa empresa de llantas que heredó de su respetable padre, un episodio que —dicen— tendría más peso que cualquier currículum adornado o discurso de experiencia empresarial.
Dentro del Gobierno estatal se comenta que la inconformidad de la gobernadora Rocío Nahle fue tal que ni el secretario de Gobierno, Ricardo Ahued—amigo cercano y excompañero de fórmula de Pérez Astorga en el Senado—pudo intervenir para frenar las repercusiones de la comparecencia.
Nahle ha seguido con lupa el desempeño de su gabinete durante la Glosa, utilizando cada intervención como una evaluación real de resultados. En el caso de Sedecop, los números, las percepciones y las presiones externas parecen alinearse en contra del actual titular.
Y mientras en Palacio de Gobierno algunos ya apuestan sobre quién ocupará la oficina de Sedecop, otros ironizan que, si Pérez Astorga logra mantenerse en el cargo después de todo esto, sería el primer milagro económico que se le conozca.










