En México, el glamour siempre tiene un lado B. Y esta vez, el reflector apunta directo al dueño mexicano de Miss Universo, Raúl Rocha Cantú, quien no solo colecciona coronas y alfombras rojas: también, según la FGR, acumula señalamientos por tráfico de armas y “huachicol fino”, del que cruza fronteras y mueve millones.

La revelación llegó vía el periodista Carlos Loret de Mola: Rocha Cantú tiene una orden de aprehensión emitida desde el 15 de noviembre, en la causa penal 495/2025, por delincuencia organizada con fines de tráfico de armas para el Cártel del Golfo y el Grupo Sombra de Veracruz, además de introducir combustible robado desde Guatemala.

Pero —porque en México siempre hay un pero— el empresario logró esfumarse horas antes de su coronación mediática, blindado no por escoltas, sino por el programa de testigos protegidos de la propia FGR.

La pasarela del huachicol

Mientras el país veía ensayos, vestidos de gala y discursos sobre empoderamiento femenino, la red a la que señalan a Rocha Cantú adquiría combustible robado en Guatemala, lo cruzaba sin pagar aranceles y lo blanqueaba en Querétaro mediante empresas de papel que convertían el atraco en litros perfectamente facturados.

Un modelo de negocios que, comparado con la industria de la belleza, también promete brillo aunque el maquillaje aquí era fiscal.

Armas “legalizadas” para el crimen

La acusación también describe un entramado privado para adquirir, transportar y rematricular armas que terminaban abasteciendo a organizaciones criminales en Tamaulipas y Veracruz.

La cereza en el pastel: armamento con registros oficiales del Ejército, que circulaba como si fuera equipaje de mano, pero en manos del crimen organizado. Glamour bélico.

De empresario acusado a testigo estrella

El 21 de octubre, justo un mes antes de la final de Miss Universo -en la que ganaría la mexicana Fátima Bosch- Rocha Cantú acudió discretamente a la Fiscalía Especializada en Delincuencia Organizada para negociar un acuerdo como testigo colaborador. Ofreció información sobre la red de contrabando y los enlaces financieros con funcionarios y empresarios.

Y el 19 de noviembre, horas antes de que iniciara el espectáculo desde Bangkok, la FGR lo selló como testigo colaborador.

El timing perfecto: A falta de tiara, la Fiscalía le colocó un blindaje judicial.

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