Hoy termina el maratón de comparecencias del gabinete de Rocío Nahle ante el Congreso de Veracruz. Y finalizará como comenzó: en el lodo.
Lo que debía ser un ejercicio de control democrático acabó convertido en una caricatura institucional, una coreografía ensayada para evitar cualquier roce con la realidad. Una glosa higienizada, sin tensión, sin nervio, sin verdad. Una puesta en escena donde todos fingieron que rendían cuentas y nadie -absolutamente nadie- dijo algo que valiera la pena escuchar.
El nuevo “formato” legislativo fue la cereza en el pastel del simulacro. Diseñado, según sus impulsores, para agilizar y transparentar, terminó siendo exactamente lo contrario: un mecanismo quirúrgico para impedir que los funcionarios sudaran. Preguntas con bozal, tiempos con camisa de fuerza y cero posibilidades de réplica incómoda. El Congreso se convirtió en una sala de espera donde los secretarios pasaban a recitar sus discursos como quien entrega un justificante médico.
Es la transparencia según Veracruz: abrir la puerta, pero apagar la luz.
La mayoría de los titulares de las dependencias abrió con un repertorio de obviedades que haría bostezar a un burócrata en prácticas. Ningún diagnóstico, ninguna ruta, ninguna autocrítica. Gobernar, para esta administración, consiste en repetir palabras como “coordinación”, “Por amor a Veracruz”, “Veracruz está de moda” y demás frases hechas sin inventiva, diseñadas para llenar el aire, no para explicar la realidad.
Pero la gran función -la verdadera tragicomedia- la protagonizaron Desarrollo Económico y Turismo.
En Sedecop, Ernesto Pérez Astorga pareció asistir por error. Un bon vivant disfrazado de secretario que confundió la glosa con un brunch. Ni estrategia, ni visión, ni cifras: sólo un catálogo de poses. Pérez Astorga dejó ver su pasado y presente: el fracaso. Su intervención dejó la incómoda sensación de que la economía veracruzana está en manos de alguien más habituado a la sobremesa que al análisis económico.
Y luego, la joya de la corona: Igor Rojí, secretario de Turismo. Si alguien buscaba un ejemplo vivo de arrogancia hueca, lo encontró. Su geografía imaginaria —confundir Tecolutla con Totutla— no fue un simple tropiezo: fue una radiografía. Ver al encargado del turismo estatal inventar playas en la sierra es una metáfora que ni el mejor guionista se atrevería a escribir.
Si Veracruz dependiera de su lucidez, el estado tendría más destinos ficticios que inversiones reales. La altanería le quedó grande; el cargo, todavía más.
El resto de las dependencias no se quedó atrás. Cada comparecencia fue un recordatorio de por qué el estado vive en un bucle de mediocridad:
Finanzas evadió con arrogancia importada; Obras Públicas, solo fue la ingeniería del relato, la demolición de la realidad; Seguridad Pública maquilló; Medio Ambiente con una agenda simbólica, poca gestión ambiental real, atrapada en la inercia; Educación se hundió en triunfalismo; Trabajo frases corporativas, lenguaje vacío y ningún diagnóstico serio del mercado laboral veracruzano; Sedesol sin ritmo ni rumbo, más propaganda que resultado; la Contraloría entre la ceguera y complicidad gubernamental, acompañada del acoso, la fiesta y la siesta; Cultura se redujo a una oficina de cartelera sin visión ni proyecto; Salud omitió, pero dejó claro que el sistema está quebrado; Agricultura exhibió, sin pudor, la vigencia del cacicazgo y el nepotismo.
Una orquesta completa tocando la misma nota: la del vacío.
Y en medio de ese teatro, el Congreso aplaudió el “nuevo formato” como si hubiese reinventado la democracia. No reinventaron nada: perfeccionaron la simulación. Nunca había sido tan cómodo para un funcionario pasar por el Legislativo sin despeinarse.
Si el objetivo era blindarlos, lo lograron. Si era servir al ciudadano, fracasaron desde el primer minuto.
Veracruz no escuchó explicaciones. Escuchó excusas disfrazadas de discurso. No vio funcionarios. Vio sombras. No obtuvo rendición de cuentas. Recibió un insulto envuelto en protocolo.
Si esta fue la primera glosa del gobierno de Nahle, el mensaje es brutalmente claro: la administración no le teme a la crítica porque se esfuerza en evitarla; no le teme a la transparencia porque la reduce a un trámite; y no le teme al Congreso porque el Congreso se comporta como su asistente.
La pasarela termina hoy con la comparecencia de Comunicación Social por la mañana y de Protección Civil por la tarde.
En la primera se podrá contabilizar a muchos de los influencers gubernamentales disfrazados de reporteros; propagandistas que se venden como analistas; y fieles predicadores del progreso eterno que recitan cifras que no resisten ni media luz.
Ahí estará un buen número de periodistas que aún salvaguardan su dignidad, mezclados con aquellos que la Cuarta Transformación ha convertido en predicadores digitales del optimismo obligatorio, más preocupados por su canal de YouTube, su página de Facebook, Instagram o TikTok que por ejercer periodismo.
Lo que queda, detrás del telón, es un gabinete exhibido y un Legislativo arrodillado en un estado -este estado- que merece algo mucho mejor que este desfile de sombras.
Y mientras el gabinete exhibe su insolvencia técnica y el Congreso se aferra a su papel de claque institucional, el próximo domingo 30 de noviembre Rocío Nahle saldrá a Xalapa a ofrecer un discurso popular, rodeada de acarreados, operadores y la fauna cortesana que vive del aplauso fácil. Dirá, sin titubear, que Veracruz construye el “segundo piso de la transformación”, como si el primero no siguiera lleno de filtraciones, goteras y muros sin terminar.
Hablarán de avances, de grandeza, de un porvenir luminoso, sin mencionar que ese segundo piso se está levantando sobre un edificio institucional que cruje, con ingenieros sin planos, con albañiles improvisados y con un arquitecto que confunde la propaganda con los cimientos.
El domingo será la celebración de un relato, no de una realidad. Una fiesta sobre un terreno que no es firme. Una escalera que sube, sí, pero hacia un piso que nadie ha comprobado que exista.
Un escenario donde todo parece sólido, hasta que alguien encienda la luz.










