En medio de un conteo electoral que avanza entre retrasos, inconsistencias y un evidente baile de cifras, Washington elevó el tono sobre la situación política en Honduras. El subsecretario de Estado estadounidense, Christopher Landau, afirmó que la democracia hondureña “está a prueba” y pidió respetar la voluntad popular mientras la incertidumbre continúa dominando el cierre de los comicios presidenciales.
La advertencia llega en un momento particularmente sensible. Desde el domingo, cuando se celebraron las elecciones generales, el país ha experimentado suspensiones en la transmisión de actas, fallas en el sistema de resultados preliminares y un ambiente de desconfianza que recuerda episodios del pasado reciente. Landau no sólo insistió en garantizar la independencia del Consejo Nacional Electoral (CNE), sino que subrayó que “los ojos del mundo” —incluido el gobierno estadounidense— vigilan de cerca el proceso.
La contienda es especialmente reñida. El conservador Nasry Asfura, respaldado por Donald Trump, compite voto a voto contra Salvador Nasralla, del Partido Liberal, mientras el gobernante Libre denuncia un “golpe electoral” y acusa injerencia extranjera. Las declaraciones de Washington, lejos de bajar la tensión, confirman que la disputa hondureña ha trascendido fronteras y se ha colocado en el tablero geopolítico regional.
El CNE ha anunciado que reescrutará todas las actas con inconsistencias y que transcribirá manualmente aquellas que no llegaron por la vía digital del sistema TREP, con el objetivo de completar el 100 % del cómputo. Sin embargo, el vacío de certezas mantiene viva la posibilidad de una crisis poselectoral, en un país donde la confianza institucional es frágil y donde cada elección se convierte en una prueba de resistencia democrática.
El señalamiento de Washington no es menor: habla de un proceso observado, cuestionado y políticamente cargado. Honduras no sólo enfrenta el desafío de contar votos; enfrenta el reto mayor de demostrar que su arquitectura electoral puede sostener la legitimidad que la ciudadanía exige y que la comunidad internacional demanda.










