El gobierno federal con apoyo del Poder Legislativo acaba de consolidar un conjunto de reformas a la Ley de Aguas Nacionales, gracias al disciplinado respaldo partidista de Morena, del PVEM, del PT y, como ha ocurrido siempre, con todo y los discursos ambivalentes de su dirigencia, con el apoyo incondicional de Movimiento Ciudadano y de algunos convenencieros legisladores panistas. De un momento a otro las reformas aprobadas tendrán carácter legal, una vez sean publicadas en el Diario Oficial de la Federación.

Las recientes manifestaciones y bloqueos de productores agropecuarios del país sólo lograron algunas modificaciones a la propuesta original de la presidenta Sheinbaum, además de la renovada promesa de continuar con las mesas de análisis y discusión, pero, como dicen en el campo, palo dado, ni Dios lo quita.

En Veracruz las manifestaciones en contra fueron entre los propios hombres del campo, quizá convencidos de que el gobierno central tiene todo controlado y no permite cambios sustanciales a sus propuestas. Pero se debe reconocer que sí existe zozobra en los productores agrícolas y ganaderos. 

Basta recordar algunos aspectos de la actualidad estatal en materia productiva e hídrica: Veracruz es una de las seis principales economías de la nación, sólo superada por CDMX, Estado de México, Nuevo León, Jalisco y Guanajuato, y el sector agropecuario estatal (usuario principal del agua) es también uno de los más poderosos de México. 

Según datos oficiales, el uso del agua nacional en un 76 por ciento es para la actividad productiva en agricultura, ganadería y acuacultura. También debe señalarse que Veracruz tiene siete cuencas hidrológicas, y que, en su territorio, junto al de Tabasco y Chiapas, se encuentra el mayor porcentaje de agua dulce en la república. Si hablamos de concesiones de aguas nacionales otorgadas por CONAGUA, esta entidad posee cerca de 30 mil de estas autorizaciones.

Por lo anterior, es una realidad que las familias de los productores del campo veracruzano, tendrán que conocer y entender con detalle, en qué consisten las reformas legales aprobadas este diciembre. Porque los costos de producción podrían elevarse en el tema de las concesiones de agua y sus trámites. Por otro lado, la supervivencia del hato ganadero y los cultivos y cosechas podrían, en un momento dado, estar supeditadas a obstáculos, límites o restricciones en la extracción de agua, tristemente y como algunos desconfiados piensan, siendo condicionadas a preocupantes decisiones de orden político y de control regional. 

¿Qué sucedería, por ejemplo, si de pronto, y sin aviso alguno, una producción agropecuaria, abastecida y sostenida financieramente a partir de una concesión de agua, que representa un tesoro familiar, deja de contar con ese documento, y no tiene otra forma de suministrarse el vital líquido? Este escenario de ficción plantea un asunto delicado e importante que no puede soslayarse o dejarse para después, porque la negligencia puede conducir a la ruina y a la destrucción del patrimonio. 

O bien, ¿qué sucederá cuando con argumentaciones ligeras, se le cancele a un predio una concesión recibida por herencia?

El tema del agua, como algunos auguran, ocasionará guerras en el futuro. Lo mejor es estudiar a fondo la normatividad y estar prevenidos. El agua es oro. 

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