La Navidad saludable puede reforzarse incluyendo frutas deshidratadas y frutos secos en la alimentación, según los últimos estudios sobre nutrición. Estos alimentos, que han formado parte de la dieta humana durante siglos, aportan sabor, color y nutrientes esenciales en las comidas de fin de año, desde la cena de Navidad hasta los festejos de Año Nuevo y Reyes.
Navidad saludable: El papel de las frutas y semillas deshidratadas este 2025
En entrevista con EFE durante la conferencia internacional NUTS 2025, celebrada en Reus, Cataluña, el profesor Jordi Salas-Salvadó, presidente del Foro Mundial del INC y coordinador del evento, explicó que “todas las frutas deshidratadas son bastante similares entre sí, ya que comparten una composición muy parecida, con solo pequeñas diferencias entre unas y otras”. Además, destacó que los frutos secos y semillas “presentan características nutricionales semejantes y, en líneas generales, ofrecen beneficios similares para la salud”.
Los expertos presentes en NUTS 2025 analizaron evidencias recientes que vinculan el consumo de frutos secos y frutas deshidratadas con mejoras en la salud cardiovascular, metabolismo, sistema inmunitario, fertilidad, salud ósea y función cerebral. El profesor Salas-Salvadó puntualizó que “diversas investigaciones recientes sugieren que el consumo de frutos secos podría contribuir a prevenir el deterioro cognitivo a través de distintos mecanismos, entre ellos la modulación de la microbiota intestinal”.
La clave en la mesa festiva 2025
Además de sus beneficios cognitivos, estos alimentos pueden ayudar a prevenir la sarcopenia y la osteoporosis, condiciones que afectan la fuerza muscular y la densidad ósea en adultos mayores. Salas-Salvadó subrayó que “al modificarse la microbiota se generan sustancias que podrían actuar sobre el cerebro y mejorar ciertas funciones cognitivas” y añadió que “los frutos secos también pueden tener efectos positivos frente a la pérdida de masa ósea, reduciendo el riesgo de fracturas”.
En cuanto a su consumo, el experto recomendó incorporar los frutos secos y frutas deshidratadas de manera práctica y moderada: “Un puñado de avellanas, almendras o nueces, o de algunas frutas deshidratadas, resulta mucho más fácil de integrar a la dieta, incorporándolos de manera natural en distintas preparaciones”. Entre las sugerencias están añadirlos a ensaladas, postres tradicionales, turrones o simplemente disfrutarlos como un tentempié.
Con la información científica más reciente sobre su valor nutricional, la Navidad saludable de este 2025 puede reforzarse incorporando estos alimentos en las comidas festivas y en la dieta cotidiana, siempre de forma moderada y equilibrada, para aprovechar todos sus beneficios sin excederse en calorías o azúcares.










