24.02.2016

La andanada de golpes políticos surgen día con día, momento a momento, en la agitada sociedad veracruzana. Los entretemas políticos de Veracruz oscilan en que ¡Duarte se va!, ¡Duarte se queda!, Duarte, Duarte, Duarte. Cierto, Veracruz aún está gobernado por Javier Duarte y debe responder por los actos cometidos en su gobierno. Ese momento llegará para bien o para mal de él.

No obstante, en el estado hay mucho mas allá que Duarte. Hay veracruzanos con talento, con deseos de demostrar y hacer las cosas de manera adecuada y con la finalidad de mejorar el entorno social. Los veracruzanos tienen historia, identidad y observan el horizonte con esperanzas positivas.

La incontinencia de los políticos no debe nublar los aires para seguir andando. Si bien es cierto que no vamos bien y que tampoco llegó lo mejor, no puede desmerecer todo aquello que nos rodea. Hoy se celebra el día de la bandera y bien podría reflexionarse sobre la ilustre insignia que distingue a México.

La bandera de México debe seguir convocando la unidad para alcanzar la grandeza, justicia y solidaridad que no ha sido brindada por aquellos que gobiernan Veracruz. Los políticos, y en especifico los candidatos, abruman todos los días con los mismos tópicos. En los medios de comunicación a su alcance disparan ráfagas catastróficas de lo que ha sucedido en los últimos años en el estado, no es para menos. Los políticos prometen cárcel hasta los celadores.

Hasta el momento, ninguno de los candidatos a la gubernatura de Veracruz navega con la seriedad y firmeza con que merecen ser atendidos los grandes problemas de Veracruz: marginación social, pobreza, empleo, seguridad, salud, educación, por señalar algunos.

La adversidad necesita ser combatida por profesionales, con hechos y no con discursos que sólo van desacreditando la política. Es necesario que los políticos se comprometan al llamado de la sociedad, que demuestren estar a la altura de los retos y desafíos que los tiempos y circunstancias actuales imponen.

Ningún candidato da motivos para tener un optimismo, todo esta rodeado de hipnóticos, todo es harto revelador si no se acompañan el gesto con los hechos. Veremos quien enarbolará la bandera porque en Veracruz no se demuestra honor ni grandeza.

Sin embargo, si Duarte se va porque ya le dieron la espalda en el PRI, porque el daño es irreversible, porque es él o yo, porque aún se negocia quién se queda, la bomba tronó. Se ondea otra bandera. (AF)

 

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