En la historia hay una cosa absolutamente prohibida: el juzgar lo que hubiera sucedido de no haber sucedido lo que sucedió, decía el escritor español Gregorio Marañón.

Marañón escribió una nueva historia de Tiberio, aquel emperador que representó el hundimiento pagano y la aparición del mundo cristiano, quien para la humanidad fue un monstruo, casi comparable a Nerón y Calígula en su maldad.

Como la historia no se hace sólo con datos sino también con interpretaciones, cuando expone su tesis sobre el triunfo en el resentido señala: “muchas veces, al triunfar, el resentido, lejos de curarse, empeora. Porque el triunfo es para él como una consagración solemne de que estaba justificando su resentimiento; y esta justificación aumenta la vieja acritud”.

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