Cuando estamos a un poco más de treinta días de la elección de presidentes municipales en el estado, es seguro que la mayor parte de los ciudadanos veracruzanos se hayan percatado de que estamos viviendo un momento atípico en la historia democrática de nuestro país.

En estos días la sociedad está inmersa en circunstancias sumamente complejas y distintas, a diferencia de otras épocas. La población del país vive tiempos de terrible inseguridad, de economía maltrecha que recuerda épocas de recesión, y más que nada, de incesantes hechos de corrupción en los tres órdenes de gobierno.

Y desafortunadamente nuestro estado encabeza el ranking nacional en muchos de esos vergonzosos aspectos. Si hablamos de la inseguridad, podemos afirmar que contamos con ciudades y poblaciones situadas entre las más peligrosas del país. Delincuencia organizada, fosas con restos humanos, secuestros, desapariciones, violencia contra mujeres, robos, asaltos y periodistas caídos, llenan las páginas rojas de la entidad federativa.

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Si mencionamos el tema de la economía, tendremos que reconocer el incremento de la pobreza extrema, que nos sitúa en los primeros cinco lugares nacionales; el desempleo constante ocasionado en el sector petroquímico y otras ramas productivas; el alto grado de trabajo informal y sin prestaciones sociales en todos los municipios; y para complicar más las cosas, el despido de miles de trabajadores y reducción de remuneraciones al personal burocrático, ocasionado por el cambio de gobierno estatal a partir de diciembre anterior.

Pero si se trata de hablar del tema de la corrupción institucional, que es la cara de la impunidad, ocupamos ya el primer lugar y también el más alto en la historia de los ladrones de cuello blanco en el país. El ex gobernador Javier Duarte y sus secuaces nos colocaron en la palestra internacional al desaparecer más de 35 mil millones de pesos, a decir de la Auditoría Superior de la Federación, quien denunció ese latrocinio en enero del año pasado. Aunque Duarte ya está detenido en Guatemala esperando un proceso de extradición y el castigo de los tribunales mexicanos, el dinero robado no aparece por ningún lado.

El hartazgo y la inconformidad que trae este cúmulo de circunstancias negativas, seguramente está motivando una reflexión profunda en los electores veracruzanos. Y no puede ser de otra forma. Veracruz y sus municipios no resisten más irresponsabilidad, falta de preparación y deshonestidad de sus gobernantes.

Por esas razones, podemos afirmar que el cuatro de junio será un día en que los veracruzanos meditarán seriamente a quién favorecerán con su voto en cada uno de los municipios. Y lo harán de manera más acuciosa en los grandes conglomerados urbanos, es decir, en ciudades estratégicas como Poza Rica,  Tuxpan, Veracruz, Boca del Río, Córdoba, Orizaba, Coatzacoalcos y Xalapa.

Independientemente de la opinión que se tenga sobre los partidos políticos y su cauda de deficiencias y descrédito, también afectará la percepción individual sobre la actuación del presidente de la república, del gobernador del estado y de los alcaldes que están por salir.

Es muy probable que la población niegue su voto y decida botar de los escenarios a candidatos y candidatas surgidos del nepotismo, emanados de la decisión y empecinamiento de padres, hermanos, esposos o esposas. Lo mismo sucederá con aquellos o aquellas provenientes del sudor de las sábanas.

De igual forma, es posible que la sociedad decida obstaculizar y destruir proyectos políticos de candidatos improvisados, sin preparación adecuada, sin perfil profesional, o que pretendan enterrar oscuras y cuestionadas trayectorias anteriores en el ejercicio del poder, ostentando profesiones o rangos militares inexistentes.

Pero quienes primero resultarán botados de la gracia ciudadana, serán aquellos que no hayan realizado una campaña decorosa y de penetración en colonias y comunidades, y aquellos y aquellas candidatas que en lugar de presentar propuestas serias y factibles, prefirieron malgastar los recursos electorales y se la pasaron en la simulación total, haciendo desfiles de carnaval a destiempo o eventos sociales tipo reina de la primavera.

Los votantes de junio próximo en Veracruz serán los que darán el voto más pensado de los tiempos recientes.

Pero algunos y algunas –como dicen gentes de derechas e izquierdas– no lo tomarán en cuenta. Allá ellos. Y también ellas.

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