Pese a que en Veracruz se creía que MORENA, el partido de la esperanza, arrollaría en la mayoría de los municipios de la entidad en las elecciones del día de ayer, el número de ayuntamientos que ganó es corto respecto a las expectativas que se tenían.

El Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) del Organismo Público Local Electoral de Veracruz, señalaba –pasada la media noche-, que la primera fuerza electoral en el estado, la encabeza la coalición PAN-PRD, seguido del PRI y en tercer sitio MORENA.

Los datos de la elección municipal en el estado, hasta ese momento, determinan que la alianza PAN-PRD obtendrá el triunfo cuando menos en 112 municipios, con mas de 970 mil votos. Para la coalición PRI-Verde, serían 44 ayuntamientos, y al rededor de 660 mil votos, en la suma total, pero en el caso de Morena, este partido sólo lograba el triunfo en apenas 18 municipios, aunque con una votación de más 500 mil sufragios repartidos en la entidad.

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Ante la frialdad de esos números, MORENA no fue la esperanza que los lopezobradoristas promovían en Veracruz, no obstante que en ciudades como Xalapa, Coatzacoalcos, Poza Rica y Río Blanco su ventaja fue arrolladora.

Con estas cifras, el gobernador Miguel Ángel Yunes se muestra como el ganador de las elecciones. Logró imponer, con toda la fuerza del estado, a su hijo Fernando en el Puerto de Veracruz, su principal objetivo. También demostró su poder en municipios como Boca del Río, Medellín, Córdoba, Martínez de la Torre, Tantoyuca, Pánuco, Santiago Tuxtla y Coatepec.

Al otrora ganador PRI, le alcanzó para demostrar que su maquinaria operativa y de organización en sus bases, todavía le permite guardar algún tipo de esperanzas respecto a la elección en el 2018, muy a pesar del huracán duartiano que hiede y hiere a lo largo y ancho de Veracruz, pero principalmente en las ciudades de mayor concentración poblacional como Xalapa, Veracruz o Córdoba.

Sin embargo, el hecho de que MORENA, el partido de Don Peje, escasamente logre gobernar un 8 por ciento de los ayuntamientos en Veracruz, y se coloque como tercera fuerza electoral respecto al número de votos obtenidos, obliga a la reflexión interna de ese partido, preguntándose cómo va operar el próximo año, o si de plano, debe desplegar una estrategia esperanzadora distinta a la empleada en esta elección, cuidando que no lleguen otras cadenas que lo hundan.

En municipios como Xalapa y Coatzacoalcos, los morenistas siguen demostrando que su fuerza no se encuentra en ellos mismos o en los candidatos que postulan. Su poderío reside en el hartazgo de la sociedad hacia el PRI, el PAN y sus partidos satélites, que ven a MORENA como la última esperanza de transformación social.

Con estos resultados, en el PAN se fortalecen las imposiciones imperiales para la elección a gobernador del próximo año. Por su parte, en el PRI y MORENA deberán postular a candidatos competitivos, con mejores antecedentes, que inviertan en su campaña, absteniéndose de reciclar contendientes perdedores que insisten en levantar la voz proponiéndose como los grandes salvadores de Veracruz.

El resultado de estos comicios municipales prueba, una vez más, que las elecciones siempre se han descarrilado desde la silla principal del Palacio.

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