Si nos apegáramos a las costumbres de los antiguos romanos, tendríamos que seguir observando el vuelo de varios pájaros de cuenta sobre el escenario local, antes de emitir afirmaciones sobre muchos de los temas que interesan a Veracruz en estos meses.

Los primeros en atravesar una y otra vez el negro horizonte son los excolaboradores de Javier Duarte, que como hambrientas aves rapaces comieron las sobras dejadas por la pareja de buitres del tesoro estatal durante el sexenio anterior.

Su insistente y molesto vuelo en libertad solamente indica que las instituciones responsables de la justicia no han hecho su trabajo y que las más altas autoridades pudieran estar recibiendo sendos beneficios ante tal omisión. En Veracruz hay muchas cosas que no se explican.

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En el terreno de la sucesión gubernamental, en el partido Morena tenemos a Cuitláhuac García, un aspirante que poco asoma la cabeza y camina con la candidez del que sabe que su líder es una portentosa máquina de ferrocarril que jala a todos los vagones que lleva detrás.

El PRI vive horas de erráticos virajes, después de las promesas de congruencia y los tambores de guerra tañidos en Pánuco hace pocos días. Con un cielo que adquiere tonalidades naranja, Héctor, el Astro de las mayores… y a quien el destino quiere convertir en eterno aspirante a la gubernatura, corre, vuela y se acelera para que su confiado y caballeroso colega senador, que dice quererla, vuelva a desistir y le deje el campo libre.

En el PAN la vida es más sabrosa. Y mejor, en tiempos premonárquicos. Aquí llevan a cabo señorial recorrido por el territorio para asentar la presencia de Miguel Yunes Márquez, el unigénito panista que camina entre serpentinas azul amarillentas, con el beneplácito del órgano electoral, que prefiere dejar paso franco a todos los suspirantes y aspirantes para no meterse en problemas.

Mientras tanto, con todo y el progreso que anuncia, a la población veracruzana poco parece importarle los mil 500 millones de barriles de crudo recién descubiertos por PEMEX, que el presidente Peña Nieto se esforzó en magnificar el fin de semana pasado, sin conseguirlo.

Y es que en nuestro país, y especialmente en Veracruz, ya nadie se asombra de nada, ni siquiera de los miles de delitos graves y asesinados en este siglo, que tenemos en panteones y en fosas urbanas y rurales que aún no se han descubierto.

La gente ignoró el sorpresivo descubrimiento petrolero de Peña Nieto, del mismo modo en que Peña y sus encargados de la justicia ignoraron el castigo por los 75 mil millones de pesos que se perdieron en el sexenio de Javier Duarte, que han empobrecido más a este estado y que no paran en denunciar la Auditoría Superior de la Federación y el ORFIS. Todo indica que los dineros extraviados, están cada día más lejos de recuperarse.

La pregunta que se hace en torno al espectacular anuncio energético, es el siguiente: ¿Por qué no se hizo en otro tiempo o durante la semana en que el PRI destapará a su candidato a la gubernatura?

Porqué ese anuncio que evoca bonanza, se hizo un poco antes del Informe de Gobierno de Yunes Linares, el que por cierto, necesita de carnita para llamar la atención social ante los escasos avances.

O acaso el anuncio petrolero y su dosis de esperanza, empleo y abundancia, es un espaldarazo presidencial al gobernante veracruzano y a sus aspiraciones sucesorias, que ya deslizan algunas columnas nacionales. Parece un arreglo del tipo de: “Apoyo a su candidato presidencial si usted apoya a mi candidato a la gubernatura”. De ser ese el caso, sería un trueque equitativo en las alturas del poder.

La realidad es que este “oportuno” anuncio de bonanza petrolera en tiempos de impunidad en favor del equipo duartista, indica que se están reeditando condiciones como aquellas que llevaron a Yunes Linares al triunfo del año pasado.

Y esa circunstancia explicaría también el inesperado relanzamiento mediático de Héctor Yunes y su ingenua (¿o conveniente?) preparación al sacrificio comicial en 2018.

Si eso fuera, sería el augurio de que vienen tiempos mejores, pero para los Yunes del estero.

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